Mientras estoy escribiendo, se está celebrando en la plaza de Colón
de Madrid la fiesta de la familia. Algunos dirán que son los movimientos
ultracatólicos acaparando un espacio público y minutos en el
telediario. Los más "progres" dirán que hablan de un concepto obsoleto
que hay que superar. Algunos pretenderán incluso que se haga una especie
de contra manifestación provocadora, para hacer trabajar a los policias
más que otra cosa. ¿Qué opino yo? Bueno, en primer lugar me gustan las
fiestas a favor no en contra o lo que llaman "anti". Porque creo que las
fiestas deben ser a favor de algo. Ir en plan contra o anti lo único
que consigue es dar la importancia al objeto de ese contra. Es decir, en
este caso me parece triste que se haga una manifestación anti fiesta de
la familia. Más cuando todos en este mundo, sin excepción, somos hijos
de una parte femenina y otra masculina. Hasta los llamados "bebés
probeta" necesitan los dos tipos de célula. Es un axioma vital y no se
puede hacer de otro modo, la naturaleza en esta ley es inflexible.
Reconozco
y sé que más de uno va a dejar de leerme por este post. Pero no sería
fiel a mi misma si intentase maquillar lo que quiero decir. Me gusta la
fiesta de la familia, aunque no estoy de acuerdo con el montaje ni por
parte de unos ni de otros. Ni me gusta que movimientos eclesiales que se
mueven en bloque al estilo Opus Dei o Camino Neocatecumenal hablen y
casi "impongan" su manera de pensar sobre la familia. Ni tampoco me
gusta que grupos de homosexuales y lesbianas ataquen a los católicos por
su manera de entender la familia y la vida. Y explico mis motivos. Soy
creyente y creo en la maternidad (en mi caso) responsable. Me parece que
cada uno es muy libre de tener los hijos que quiera; pero creo que la
vida es algo más que procrear. En mi entendimiento, creo que lo
importante es tener los hijos de los que te puedes hacer responsable, a
los que te puedes dedicar en temas monetarios y de tiempo. Porque tener
hijos para que otros los cuiden, lo siento pero no va conmigo. ¿Es
apertura a la vida? Sí, pero de forma responsable. Los que decidan libre
y voluntariamente tener los hijos que vengan, adelante, pero que no
juzguen a los que creemos que a un hijo hay que traerlo al mundo y
ofrecerle lo mejor, sobre todo tiempo y dedicación por parte de los dos
padres. Porque parece que debe ser la madre quien esté al cuidado de la
prole y el padre se dedique a deslomarse para ganar el sustento. La
conciliación de la vida familiar y la laboral es para los dos, no sólo
para que los cambalaches los hagan las mujeres.
En lo que se
refiere al colectivo progre de GLBT (no sé si he puesto bien las siglas o
no), decir que para ser respetados primero hay que respetar, porque es
muy fácil hablar de ser tolerantes y luego ser intransigentes con los
otros. Que conste que hablo del colectivo progre, porque sé que en la
fiesta de la familia de hoy, habrá GLBT creyentes y no pueden estar en
el mismo saco. Querer provocar o insultar porque no es tu opción no creo
que sea muy moderno, ni tolerante, ni de tener ese supuesto talante del
que alardeaba alguno. Antes de hacer nada, deberían pensar qué tal les
sentaría a ellos lo que pretenden hacer. He leído algunas de las ideas, y
la verdad es que me han dado pena. ¿Por qué? Porque demuestran que más
que vivir su vida, en cierta forma siguen acomplejados e inseguros de sí
mismos. Si tu opción es otra, lo que hagan los demás no debería
importante. Incluso me atrevería a decir que es más sencillo ver las
cosas que unen a las que separan.
¿Es importante defender la
familia? Ya lo creo que sí. La crisis que tenemos encima es más por
crisis de valores, por crisis de la familia que por temas económicos. Y
eso no se soluciona inyectando dinero. Cuando la familia falla, la
sociedad cae. Los padres que deciden ser amigos de sus hijos más que
figuras de autoridad, en cierta forma se equivocan. Tampoco se trata de
ser sargento sino de ir mostrando un camino y enseñando. La educación no
puede depender del colegio exclusivamente. Se puede dialogar con los
hijos, por supuesto, pero con cierto límite. Valores como el respeto, el
saber comportarse, el esfuerzo, la disciplina o la obediencia son cosas
que se aprenden en casa. La escuela da conocimientos y normas de
conducta; pero sin la familia el valor del ser aceptado tal y como se
es, no se comprendería. Porque el vínculo es el amor, no el puro
sentimentalismo. Y eso no se tiene con amigos o conocidos.
¿Puede
celebrar cualquiera esta fiesta? Por supuesto, porque todos somos parte
de la familia humana y porque, lo reconozcamos o no, a todos nos
gustaría tener una familia. A veces distinta a la nuestra; pero siempre
tendemos a hacer grupos, a crear vínculos, a interconectarnos. Los tipos
de familias pueden cambiar, algunos de los que refleja la ley pueden
ser como poco curiosos, al estilo: familia compuesta por una persona que
vive sola con casa propia sin mascota y que no tiene ninguna intención
de tener pareja. Es un ejemplo exagerado por supuesto.
Es
estupendo tener un día que nos recuerde una vez más lo importante que es
la familia, más allá de películas míticas al estilo El Padrino.
Disfrutemos del día, cada uno desde su opción.
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