Cuanto más entro en el mundo de las redes sociales, más me doy cuenta de los enredos en los que se encuentran algunas personas o algunas empresas. Algunos las usan para conocer gente, retomar contactos u ofrecer nuevas soluciones a nuevos problemas. Otros, en cambio, se crean los problemas al entrar. Me recuerda a la canción de No me pises que llevo chanclas que decía "Ay, Manolete, si no sabes torear, ¿pa'qué te metes?". Y es que pueden salir perdiendo y mucho por un traspiés. Ultimamente hemos tenido casos muy sonados de mala gestión en redes. Desde la respuesta poco profesional a la caída de servicio en BlackBerry al fenómeno de La Noria. Lo de BlackBerry fue comunicación 0.5, porque viendo el vídeo explicativo no se lo creían ni ellos. Si tu marca está transmitiendo valores como conectividad, seguridad, profesionalidad... con un simple comunicado mal hecho y mal adecuado, puedes echar por tierra la reputación que ha tardado tanto en conseguirse. Cierto es que no se pueden predecir las crisis; pero puedes prepararte para reaccionar. Y es algo que se espera de una empresa que es puntera en las actuales tecnologías, o al menos se presupone.
Lo de La Noria es otro ejemplo de una crisis mal gestionada. Si no valoras uno de los principales canales de comunicación, si no valoras el poder de la unión de las personas, lo pagas y diría que muy caro. No se puede ir de prepotente, pensando que en las redes están cuatro frikis. Antiguamente si decías una tontería se quedaba entre los que estaban cercanos a tí, como máximo si la tontería era dicha cerca de un micrófono o una cámara, salías en los programas de zapping. Ahora no. Ahora, una tontería puede tener una audiencia planetaria con sólo 140 caracteres. Los consumidores ya no son pasivos y como la unión hace la fuerza, el control ya no está ni en los medios ni en las empresas. No valorarlo conscientemente y con respeto, puede acarrear serios problemas. Personalmente creo que las marcas deben tener un exquisito cuidado a la hora de anunciarse en programas de televisión. ¿Merece la pena estar en prime time si el programa en cuestión es todo lo contrario a tu filosofía de marca? Porque es posible que quieras representar una serie de valores que con tus acciones demuestras que no te crees ni tú. ¿Para vender todo vale? No, no todo vale. A la larga, eso pasa factura y hay tantas marcas en el mercado que es más complicado mantener a un cliente que conseguirlo. Creo que nos encaminamos a una publicidad acorde a los valores, por mucho que les pese a los que creen que por salir en televisión tienen casi inmunidad para decir o hacer lo que quieran.
Enredos de redes. La marca personal también se ve comprometida si no sabes manejarte correctamente. Que se lo digan a más de un cantante español que ha sido vapuleado por algunos tweets desafortunados. En las redes no importa quien eres en el mundo offline. Si quieres respeto, tienes que ganártelo. Es uno de los lugares más democráticos que se pueden encontrar. Puedes tener muchos seguidores; pero eso no te convierte en alguien interesante. Porque lo que se consigue fácilmente, se puede perder igual de fácil. Los seguidores son inteligentes, saben cuando les interesa algo y si lo que les estás dando es de calidad o no. La eterna cuestión de calidad vs cantidad. Las redes son transacciones y es importante ver lo que das y lo que recibes a cambio del tiempo empleado. Si intentas ser lo que no eres, el esfuerzo será tan grande que tarde o temprano se darán cuenta de la estafa. No puedes agradar a todo el mundo; pero puedes ser auténtico. Hay momentos para todo; pero sobre todo, tienes que tener tus propios momentos.
Antes de entrar en una red, sea la que sea, piensa ¿para qué? Entrar por estar, por hacer bulto es desaconsejable porque no aporta nada. Entrar porque eres una gran empresa y los competidores están es un flaco favor. Si tú no le das valor a tu presencia o es una reacción a otros, siempre estarás reaccionando más que actuando y no te llevará a ningun lado. Entrar y no darle importancia, poniendo al último currito de la compañía en ello, bueno, es más arriesgado que sentarse en un heiser. Hay que involucrar a los empleados, por supuesto, porque son la vanguardia de la empresa y si ellos no la defienden ¿quién lo hará? Pero, en estos tiempos, si los CEO no creen en la comunicación y se involucran, se nota y al final será negativo.
Las redes son divertidas, pueden aportar muchas cosas; pero son como el mar, no hay que tenerles miedo pero sí respeto.
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