Cada día estoy más convencida que Internet ha marcado un antes y un después en la historia de la humanidad. Le pese a quien le pese. Está cambiando nuestra manera de entender la vida. Quien no está en Internet, simplemente no existe. Y quien no lo entiende, o no lo quiere entender, tiene un gran problema. Internet rompe el mercado de la cultura. Sí, para mejor, para formar una nueva manera de entenderlo, donde los creadores son libres respecto a los intermediarios de la industria. En Internet se crea cultura, por mucho que le pese a los que están apoltronados en su cómodo sofá y piensan que con una canción, con un libro o con una película lo tienen todo hecho para vivir de las rentas. En internet no hay subvenciones estatales que priman el amiguismo más que el buen hacer de los directores con ideas. ¿Por qué se tiene que vivir de la política de la subvención, llenando las salas y las pantallas con proyecciones que dudosamente llegan al rango de películas? Lo bueno se abre paso, el talento (no la mal trecha palabra del talante) triunfa no con la publicidad ni los euros estatales sino con el archiconocido "boca a boca" a través de webs y blogs, que reciben visitas, asiduas visitas y leen lo que antes ni se podía imaginar. Y de repente, los mal llamados tolerantes intentan ponerle puertas al campo porque se les acaba "el chollo" de vivir de las rentas. ¿Creen que todos los que estamos en internet somos piratas? No, lo siento por esos "intelectualoides" que realmente no llegan ni a la "i". Somos consumidores con inteligencia. ¿Han podido, o más bien, querido comprobar los cambios del mercado de una manera positiva? ¿Saben lo que es itunes o spotify? Porque si no lo saben, no sabrán que sus usuarios pagan por sus contenidos, precios razonables y que esos mismos usuarios si tuvieran algo parecido para el cine, harían lo mismo, porque son consumidores de cultura, no piratas como ellos creen. Consumidores que buscan lo que realmente quieren, no lo que algunos pretendan que quiera la sociedad. Internet da opciones en todos sus aspectos, ante un predominio de pocas ideas impuestas. Aquí ya no se trata de pan y circo, sino que lo que no es auténtico no dura ni siquiera una descarga. Es el vehículo de comunicación de personas que han dejado de ser pasivos ciudadanos que aceptan lo que unos cuantos quieren darles a través de los medios tradicionales de comunicación. Se trata de convertir a cualquiera que tenga un ordenador y conexión en emisor de ideas. Ideas que algunos no toleran desde sus butacas democráticas. No se impone el poder de las minorias. Las personas viven e interactúan , no como una segunda vida, sino como parte de una misma realidad. Quien pretende ignorar esa realidad se convierte en un ignorante, no por los demás, sino por su propio desinterés y su negación de la realidad.
También hay cosas inverisímiles en internet, artefactos que se abren paso sin tener muy claro su utilidad. Gracias a la red, a sus formas de comunicación, podemos ver inventos más propios de Mortadelo y Filemón que de una verdadera revolución. Pero son inventos pensados por alguien que puso sus ilusiones y que lo financió pensando en la utilidad, pensando en los compradores. Un ejemplo de ello es un curioso invento que permite a las mujeres poder ir al campo sin tener que mirar donde poder agacharse para hacer sus necesidades. No doy nombres. Reconozco que en principio me reí del invento. Más tarde comprendí que era un invento pensado para otras personas y que por ello merecía un reconocimiento. Comprarlo o no es un dilema diferente. Pero la persona que lo pensó, buscó una solución a un problema, hizo una innovación. Alguno le puede catalogar de loco; pero lo cierto es que hizo algo más que tener lástima. Así funcionan las cosas en una sociedad que quiere ir hacia delante. Se mueve a través de inventos de genios mal llamados locos. ¿No fue una locura la primera vez que se planteó la idea de internet a nivel mundial? Ahora ya no depende de que se consigan inversores, sino de lanzarse y creer en los sueños. No dejarse llevar por la corriente porque sea imposible hacer lo contrario. Si tomas la decisión de seguir la corriente, es eso, una decisión tomada, no porque no haya otra opción sino porque lo has decidido así. Internet abre campos así, insospechados y deja que las demás personas decidan lo que triunfa y lo que no. ¿Qué es el triunfo? Para algunos es el máximo número de seguidores posible, el mayor número de clientes posible... para otros el triunfo puede ser compartir las ideas con otras personas sin importar el número, o haber cumplido un sueño como publicar un libro. El triunfo es relativo. ¿Qué es más importante, un logro u otro? Puede que para una persona, aprobar matemáticas sea sencillo y para otra sea una auténtica epopeya. Sin embargo, para la segunda será un triunfo, de la perseverancia, del tesón o de la pura suerte. Y lo valorará como tal, incluyéndola en su listado de experiencias conseguidas a partir de fracasos que estarán entremezclados y cuyo fruto será ese triunfo.
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