Me imagino que más de uno se ha quedado con cara asombrada al leer el título de este post. Otros quizá habrán dicho un "mande?" o el archiconocido "eeeiiiiinnnnn????". El título expresa bastante bien lo que está siendo mi vida en este mes, o más bien de lo que me he dado cuenta en este mes. A veces parece que vivimos la vida a pesar de las circunstancias y realmente no es así. Vivimos la vida a través de las circunstancias no a pesar de ellas. ¿Os imagináis lo que puede ser una vida sin circunstancias? ¿Acaso somos nosotros los que elegimos lo que nos pasa cada día? ¿Tenemos tal dominio de nuestra vida? Diría que no, que la realidad nos viene dada y nosotros, con nuestras decisiones, con nuestros sentimientos, podemos optar a vivir de una manera de otra. Pero no vivimos a pesar de la realidad. Porque si fuera así, el universo paralelo de nuestra imaginación, de lo que puede modificar nuestra percepción, sería nuestro campo de batalla. ¿Podríamos ser felices? ¿No sería una felicidad irreal? Y sin embargo, notamos en nuestro interior que estamos hechos para ser felices. Y sólo podemos serlo a través de lo que nos brinda el día, las cosas que tenemos por buenas y las cosas que tenemos por malas; pero que realmente no lo son. Si vivimos a través de ellas, todo tendrá un fin concreto y nos ayidará a ser leales, a mirar la realidad sin temor, con la mirada puesta en lo que es nuestra meta, mirarlo de frente, sean bendiciones o maldades.
Hoy hace un mes que firmé el despido. Y más que una maldición, que una contrariedad, ha sido una bendición. Tomaron una decisión que, difícilmente, habría tomado yo y me habría estado arrastrando por la vida, como arrastran los presos la bola unida a su pie en los dibujos animados. No he vivido este mes a pesar de las condiciones de trabajo difíciles, de mi situación de desempleada, de remuneración salarial. Se me ha concedido una oportunidad de abrazar la realidad, de vivir a través de este hecho concreto. Sí, es cierto que a veces paseando o cuando conduzco, al ver los negocios abiertos o cruzarme con otras personas atareadas, pienso que ahora soy diferente a ellos, No tengo un horario, unas obligaciones... ¿O quizá sí? El tener o no tener trabajo remunerado no condiciona mi dignidad como persona. Ahora se han abierto una serie de posibilidades, que antes estaban cerradas. Incluso, puede que alguno hasta me envidie. Estoy descubriendo otras metas y es un tiempo precioso para retomar y para comenzar con otros caminos. Puede ser entendido como algo hedonista el hecho de estar buscando lo que realmente me apetece. Pero... es que... si no me apasiono con lo que hago ¿cuánto me durará? Al final la realidad, me quemará. Hay que buscar cada día motivos para levantarse, para continuar. ¿Los hay? Sí, no sólo porque otros nos los hayan podido decir, sino porque nuestra experiencia nos lo demuestra. Es como cuando nos montamos en el asiento del piloto de un coche por primera vez. Vemos el volante, los pedales, el cambio de marchas... y nos asustamos. ¿Podré conducir? Te dicen además que tienes que estar atenta a los espejos, marcar los cambios de carril con los intermitentes, estar pendiente de lo de fuera... buuuuffffff, el miedo aumenta, son tantas cosas y parece que son tan rápidas, que al principio somos casi incapaces. Y ya no digo nada de conducir y escuchar la radio al mismo tiempo ¡una locura! ¿Qué pasa cuando tienes el carnet? Que la experiencia coincide con lo que te han dicho ... ¡y puedes conducir! Llegará un momento en que ni siquiera suponga un esfuerzo, que lo hagas como haces otras cosas como andar, las tareas domésticas o cualquier otra cosa. Y, al tiempo, puede que disfrutes. Haces lo mismo pero es diferente, aunque el trayecto sea el de todos los días. Ahí está el meollo de la cuestión. Si vives a pesar de las circunstancias, no disfrutas... vives siempre con la mirada en el futuro y el presente quieres que pase cuanto antes. Si vives a través de las circunstancias, miras el futuro, ves el presente y la experiencia te hace tener memoria de lo ocurrido en el pasado... disfrutas de lo que se te ofrece, porque todo es para bien, de todo se puede aprender. Tienes esa serenidad, esa alegría, esa paz que brota de dentro y que el mundo necesita tanto. El mundo lo necesita porque cada uno de nosotros lo necesita. Y está en nuestra mano conseguirlo, de verdad que no es un juego de palabras, sino una manera de afrontar. Ni vivas a pesar de lo que te ocurra... vive a través de lo que se te ofrece, sácale "todo el jugo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario