Hace unos días escuché la frase "El desierto florecerá". En plena crisis puede sonar a los conocidísimos e poquísimos brotes verdes tan anunciados a bombo y platillo que no han aparecido, debe ser por miedo a los paparazzis. El desierto florecerá. No he estado en muchos desiertos; pero sí que he visto muchos documentales y no me imagino al desierto del Sahara cubierto de flores. Seguro que hay oasis pero con arena seca, debe ser muy complicado echar raíces y los cactus, algunos tienen flores; pero vamos no creo que tantas como para decir que el desierto florecerá. Y, sin embargo, la frase creo que es cierta. ¿Qué es un desierto? Un lugar árido, con temperaturas extremas, arenoso o pedregoso con poca vegetación por la ausencia de lluvias, con poca vida vegetal o animal. Es una definición muy amplia; pero creo que válida. ¿Y en el ser humano? Porque en nuestra vida también tenemos desierto, momentos difíciles, con poco consuelo, solitarios, con dificultades... Las enfermedades, ya sean del cuerpo o del alma, pueden ser desiertos. El abandono, la desesperación, la soledad, la tristeza... pueden ser desierto. Pues el desierto florecerá. Imagino que mas de uno ya sabrá por dónde voy. Como todo en esta vida, los malos momentos tienen principio y fin. Son ciclos. Complicado verlo cuando estamos inmersos en pleno desierto. Pero porque vamos pendientes de nuestros problemas, y se nos olvida mirar al horizonte.
Ayer me ocurrió algo variopinto. Como muchos españoles en estas fechas, me acerqué a una administración de lotería a comprar un décimo. Había una fila de gente esperando, así que ocupé mi lugar y miré a mi alrededor. Me fijé en una de las personas. Me transmitió ansiedad, no ilusión que es lo normal cuando uno va a comprar lotería. Buscaba un décimo y al no encontrarlo estaba nervioso. No sé si estaría necesitado o lo habría prometido conseguir, no lo sé; pero me llamó la atención. A veces podemos estar rodeados de gente y sin embargo no ver más allá de nuestras narices. Podemos estar inmersos en un problema y no ver la solución, precisamente porque no nos detenemos a respirar y a mirar más allá. Con distancia las cosas se ven mejor.Parece que nos importa sólo lo que tenemos 5 metros a nuestro alrededor. Pero la solución casi siempre pasa por mirar el horizonte. Si miras el horizonte, verás que como tú, en el atasco mañanero hay otras personas que tendrán sus propios problemas, sus propias metas, sus propias ilusiones. No desaparecerán, seguirás atascado; pero te darás cuenta de que no eres el único ser vivo de esta tierra. Verás tus problemas y los de los demás. Podrás observar y disfrutar de paisajes y lugares por los que pasas habitualmente pero a los que no les prestas atención. Hay gente que vive al lado de grandes monumentos y sin embargo se han acostumbrado a ellos y no les dan importancia. Te quedas en tu pequeño mundo, el cual cada vez es más pequeño y más axfisiante por tu falta de miras, por tu poca apertura. Mirar al horizonte, ver las montañas, mirar hacia adelante, al rededor y atrás. Porque es bueno girar y mirar el horizonte que hay detrás, lo que has avanzado, lo que has recorrido, las experiencias vividas. Mirando ese horizonte podrás ver que ya ha pasado varias veces, el medio ambiente cambia, lo que ahora es un mar puede ser en unos siglos un desierto, como el del Mojave y al contrario, los desiertos, con el paso de los siglos y los cambios climáticos pueden terminar enotra época siendo selvas, mares o montañas.
¿Eso significa que todo es relativo? No. Porque la verdad existe y esos cambios, esos ciclos pueden responder a unas leyes establecidas. Por eso tiene sentido que, cuando estamos mal, alguien nos venga y nos diga "Ánimo" y no en el plan de "ajo y agua guapa" sino en el de verdad, echando ganas, que se puede, que merece la pena. Se puede ser feliz mirando más allá para ver el más acá de otra forma. En nuestro interior hay mucha más fuerza de lo que podemos pensar; pero sólo saldrá si miramos más alla.
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