sábado, 30 de abril de 2011

Beato Juan Pablo II

Hoy domingo 01-05-2011 en el Vaticano Benedicto XVI ha declarado Beato a su antecesor Juan Pablo II. Para muchos, declararlo beato sólo seis años después de su muerte es precipitado. Para otros, se tendría que haber declarado Santo por aclamación popular. Algunos indican que debería haberse estudiado serenamente su pontificado porque en él se cometieron algunas atrocidades de la historia reciente de la Iglesia, como la pederastia por parte de algunos sacerdotes en algunos países, con algun fundador, de cuyo nombre prefiero no acordarme. Los ultraconservadores le reprochan el acercamiento a los musulmanes, a los judíos, hasta por pedir perdón en el gran Jubileo del 2000. Los progresistas también le reprochan que no hubiera dado el impulso definitivo a las reformas del Concilio Vaticano II. La Iglesia tiene sus tiempos, y no siempre se entienden, ni siquiera los fieles.

Una vez más, Juan Pablo II no deja indiferente. Más de uno recordará hoy el atentado que casi le costó la vida, su lucha incansable contra la opresión del comunismo en su patria, Polonia y en toda la Europa del Este, sus viajes, sus encuentros con los jóvenes... Hay tantas imágenes en nuestras retinas que es difícil quedarse con una. Amigo de la música, del teatro, de la poesía, de la montaña. Hablaba claro, pesara a quien pesara. Hablaba de no tener miedo desde el principio de su pontificado y fue coherente con su manera de afrontar las dificultades de la vida. Cuando hablaba, aunque lo hiciera ante miles de personas, parecía que sólo hablaba a tu corazón, con una mirada que lo decía todo, que te dejaba sin palabras, sin excusas, sin miedo.

Su vida nos enseñó a todos católicos y no católicos a mirar las cosas de tejas para arriba, como en la foto de mi amigo David Mareque que ilustra este post. Porque de tejas para arriba se ve la cruz, pero sobre todo se ve el cielo. Un cielo luminoso, claro, que nos permite ver las cosas en su justa medida, entender que estamos que aquí por un tiempo determinado y que debemos aprovecharlo viviéndolo con intensidad, buscando la felicidad de verdad y dando el verdadero valor a las cosas. Si miramos las cosas desde una ventanilla de un avión, el mundo se ve lleno de parcelitas, aunque sean hectáreas y hectáreas. Cuando estamos dentro de los problemas, si no conseguimos poder salirnos, mirar con distancia, veremos los problemas un poco mejor. Es alzar la cabeza, mirar hacia adelante y no hacia abajo. Sabiendo dónde ponemos los pies, pero mirando más allá del metro que nos rodea, viendo los detalles que nos ofrece el día a día.

El Beato Juan Pablo II fue un ejemplo de cómo afrontar cada momento de la vida, porque un instante puede cambiar toda una vida. Muchos son las personas que le deben algo al nuevo Beato, muchos los que le seguimos respondiendo a sus llamadas de encuentro en los distintos continentes. Tiene detractores, personas que recuerdan las cosas malas, pero también tiene grandes defensores. Su vida no ha dejado indiferente a nadie. Ahora le tenemos un poquito más cerca, intercediendo un poquito más por nosotros. Hoy la Iglesia tiene un nuevo beato, Juan Pablo II el Grande, el Magno, el Papa que vino del Este y se quedó en los corazones de muchos. Hoy Roma es una fiesta, y la Iglesia entera se regocija de que un Papa obrero y que creía en la Divina Misericordia se le ha declarado beato en este II domingo de Pascua. Hoy más de uno ha llorado de emoción y se ha vivido como si alguien de su familia hubiera sido elevado a los altares.

No hay comentarios: