Si hay un personaje de dibujos animados que produce simpatía y empatía al mismo tiempo es, sin duda, el paria Balú, el oso del "Libro de la selva". Su canción "The Bare necessities", en español "Busca lo más vital" explica una filosofía de vida. Una filosofía que a veces los propios anuncios publicitarios nos recuerda y es que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita. A veces nos creamos necesidades, quién sabe por qué, cuando realmente lo único que nos produce ese "tener más" es preocupación. ¿Por qué? Porque cuanto más tienes, más quieres, se mete dentro el gusanillo de "más, más, más" y en este mundo consumista no hay manera de pararlo. Alguno diría que la cuenta corriente lo para; pero seguro que conocemos casos de gente que, por enfermedad, se gasta más de lo que tiene en el banco endeudándose y viviendo por encima de sus posibilidades. Y eso, sólo genera insatisfacción, porque siempre hay alguien que tiene más que tú. La lección de Balú es clara, sólo necesitas lo más vital. ¿Qué es lo más vital? Supongo que satisfacer las necesidades básicas de tener comida, un techo que nos cobije, un lugar donde dormir... tener salud y tener amor. Tener ambición está muy bien; pero siempre que la ambición no te tenga a ti ni te haga perder de vista lo verdaderamente importante, lo vital, lo que te da la vida plena. Y eso implica poner todos nuestros conocimientos, experiencias y vivencias en juego. Los errores se pueden cometer; pero hay que aprender de ellos. Si te pinchas la mano con unas espinas, la próxima vez intentarás que no se repita, usando diferentes técnicas, la mayoria de ellas aprendidas con el sentido común, que quizá es el menos común de todos. Seguirlas puede ser la diferencia de ser feliz o desgraciado. De todo y de todos se puede aprender. Lo único que se necesita es la sencillez para reconocer que no lo sabemos todo, que necesitamos la ayuda de los demás.
Hablando de ayuda, llevo días haciendo dos preguntas en mi perfil de facebook :
¿Recomendarías un producto de la empresa en la que trabajas?
¿Recomendarías un producto de la empresa en la que has trabajado?
El resultado no puede ser más curioso. Reconozco que en una empresa determinada, intuía la respuesta; pero no por ello me ha dejado de sorprender. Sólo una persona me ha dicho que sí que recomendaría el producto de su antigua empresa. ¿Por qué es curioso? Porque la percepción como usuario es muy diferente a la de empleado. Y porque eso significa que a nivel de empresa algo está fallando. ¿Alguien compraría algo que sus propios empleados no recomiendan? Es por lo menos sospechoso. ¿Dejamos que nos afecten las situaciones personales? Es cierto que la imagen de la empresa que tiene un empleado es muy subjetiva. Si perteneces al departamento de morosos, sea la compañia que sea, seguramente tu visión será negativa, porque sólo ves los pufos que otros compañeros de la empresa han cometido, bien por parte de los comerciales, de los técnicos, de los que facturan o de los de atención al cliente. Eso no se ve en otros departamentos. Pero también es cierto que si estás peleando por un producto, quizá lo primero es conocerlo de verdad, no lo que te cuentan los demás, sino verlo "en calle", conocer todo el proceso. Y eso es algo que, no sé si hace alguna empresa con sus empleados. Algunos confunden lo que acabo de decir con el curso de "bienvenida", con esas evaluaciones de desempeño e identificación con la marca. Nada más lejos. Los primeros embajadores de una empresa no son los accionistas, que en su maravilloso sillón manejan números y números sin que importe nada más. Tampoco lo son los directores y mandos cuyos sueldos y "privilegios" (plaza de parking, horario flexible, sueldo importante...) les fidelizan hasta casi dudar si se han casado con una persona, o con la empresa, "mal vendiendo" su vida al dueño, presidente o junta directiva en cuestión. No, los verdaderos embajadores de una empresa son sus empleados y los antiguos empleados. En ciertos aspectos, la confianza se mide por el boca-oreja. Quizá por ello me llama la atención el casi desprecio que hacen algunas empresas de la comunicación, tanto interna como externa. En el mundo actual, la presencia en las redes sociales no es de frikis, ni de empleados holgazanes que quieren perder el tiempo. En las redes sociales también se hacen negocios, se toma el pulso a la actualidad, se consiguen clientes potenciales... sí... ¿quién no ha buscado la opinión en diferentes foros si estás pensando en cambiar de coche, de lavadora, comprar un piso o para ver opiniones de un hotel? Estamos en una sociedad tecnológica y con muchísima información al alcance de cualquiera que tenga un ordenador, un smartphone... Y si hay clientes potenciales, también puede haber empleados potenciales. El mercado laboral cambia y ahora, antes de echar el curriculum, se investiga en la web corporativa, en blogs, se ve si hay presencia en las redes sociales... Ignorarlo es para la empresa una limitación y un quedarse anclada en el pasado, por muy bueno que sea el producto. Se puede controlar la información desde la empresa; pero, como he dicho los embajadores son los empleados. Y eso implica que hay que estar abierto a todas las opiniones, las buenas y las malas.
Ya sé que a más de uno le gustaría dar con la tarjeta de acceso una especie de careta del mandamás, que hiciera algo parecido a alienar la mente del empleado y que dijera algo parecido a "si bwana", cantando las excelencias del producto y de los responsables. ¿Se ganaría algo? No, porque sólo se tendrían malas copias de algun mente brillante que nunca llegarían al original. Si la valía de una persona se mide por la excelencia de sus amigos. La valía de una empresa se mide por el compromiso libre de sus empleados. Compromiso que es algo más que identificarse... es sentir como algo propio a la empresa, ser su cara visible, defenderla como si se tratara de tu familia. Ya lo he dicho otras veces, cuando uno cree en lo que hace, cuando pone el corazón, las cosas salen y normalmente bien. Se intenta y se crean formas, se ponen en juego todos los conocimientos adquiridos, se trabaja bien, disfrutando. Eso no significa que se trabaje poco, sino que el trabajo es de calidad. Para eso es importante la comunicación interior. Crear confusión sólo produce recelo y preocupación. Y si estás preocupado por algo, no puedes poner todas tus potencias en lo que estás haciendo. Buen ambiente. Algo vital, lo más vital.
Parecía que Balú y el employer branding (la marca corporativa) no tenían nada que ver. Pero todo está interrelacionado. Si una empresa sólo piensa en cubrir las necesidades básicas de sus empleados, no creo que consiga llevar al máximo su potencial. Pero si cubre las necesidades básicas y permite el crecimiento... la cosa cambia. Porque el crecimiento psicológico es algo también vital para la realización personal. Y el crecimiento no siempre conlleva un cargo. Porque no todos pueden ser directores financieros, ni de cartera de clientes. Para que una empresa funcione hace falta que todos crezcan en sus puestos, hasta los que llevan cafés. Hay muchas cosas que hacer, que mejorar... una vez más, sólo es necesaria la sencillez para aprender, la buena voluntad de intentarlo más allá de que las cosas no salgan bien a la primera y tener la humildad de reconocer los errores.
http://www.youtube.com/watch?v=_YK4DrAWZfU&feature=related
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