viernes, 16 de diciembre de 2011

Nuevos aires

Hoy han anunciado en la televisión que vamos a tener rachas de viento de hasta 90 kms/h. Da un poco de miedo; pero tiene un punto de vista muy positivo. Lo primero es que van a limpiar el ambiente tan cargado en las ciudades, con lo que las personas podrán respirar un poco mejor. Es posible que aumente la precaución en las carreteras y los conductores estén más atentos a lo que les rodea y a la velocidad. Hace unos días me ocurrió algo curioso. Iba conduciendo como todas las tardes por el pueblo en el que vivo. Me seguía un coche a cierta distancia, cuyo modelo no recuerdo. Tras pasar una rotonda, en la calle en cuesta, ví que al principio de la misma había un autobús, por lo que mirando al coche de atrás puse los intermitentes y me paré para dejar pasar al autobús. La conductora del coche de atrás, me pasó y se topó de frente con el autobús, por lo que tuvo que subirse a la acera, casi atropellando a un peatón, por no esperar tres minutos a que el autobús pasara. ¿Tenía tanta prisa? No lo sé; pero si hubiera mirado un poco más allá, habría visto que yo me paraba no por fastidiarla sino por dejar pasar a un autobús en un sitio en el que podíamos cruzarnos. La conductora del autobús me dió las gracias por dejarla pasar y me hizo un gesto sencillo con la cabeza, en referencia al otro coche, al que por cierto, ví parado detrás de otro autobús. Su gesto no le sirvió de nada. Supongo que iría despotricando contra su mala suerte y poniéndose nerviosa.

Nuestros actos tienen consecuencias, los sepamos nosotros o no. A veces tomas un camino o una decisión para evitar algo o por conseguir algo y si no lo has pensado bien, puede que consigas lo contrario a lo que quieres obtener. Tampoco se trata de pasarse la vida pensando y no hacer nada. A mí, por ejemplo, me desesperan las personas que para comprar un paquete de pañuelos van a 4 tiendas, revisan los precios de todos los catálogos, entran en foros de internet para ver opiniones. ¡Hija, que se te caen los moquetes, coge un pañuelo no tomes una decisión de Estado! Los extremos siempre son malos. Y si tomas una decisión, actúa en consecuencia y no le des mas vueltas. Hay gente a la que le gusta dar vueltas a un tema una y otra vez. Está muy bien intercambiar opiniones; pero tampoco hay que pasarse. ¿Os imagináis que una persona se siente a tu lado en la calle, en el metro o en el trabajo y empiece a decir que tiene sed, sin hacer nada para remediarlo? Tarde o temprano, es posible que te levantes y vayas a darle un vaso de agua. ¿Qué ocurriría si después de beber, empieza a hablar de la sed que tenía y lo repita una y otra vez? Pondría de los nervios a cualquiera. Y con razón. Si has tomado una decisión y crees que es acertada, síguela y no le des más vueltas. Si has hecho algo, y ya pasó, no sigas rumiándolo, que eres una persona, no una vaca. Sé que suena un poco borde; pero es que a veces perdemos el tiempo en ese tipo de cosas o se lo hacemos perder a los demás, que es peor.

Me encantaría que esas rachas de viento que nos van a visitar hoy en gran parte de la península se llevaran ese tipo de cosas, llevándose todo lo recargado de nuestra vida, esos estrafalarios adornos que a veces nos ponemos para aparentar algo que no somos. Sin peligro para la seguridad, tanto de los viandantes como de los conductores. Porque no creo que sea necesario crear una carrera de obstáculos al más puro estilo de los videojuegos con macetas cayéndose, ropa volando y árboles doblados. Hay que abrigarse, ir con cuidado y disfrutar lo que se pueda de esta tarde. Los afortunados que puedan surfear, que no corran riesgos ni se los hagan correr a los equipos de salvamento. Pensemos que no estamos solos en el mundo ni somos el centro de atención. Es una buena ocasión para andar abrazados, siempre hay que sacarle cosas buenas a las circunstancias y aprovecharlas.

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