Después de mi experiencia en una empresa, digámoslo así, seriota,
ahora busco una empresa gamberra. ¿Qué significa gamberra? Una empresa
donde importe más lo que aportas que la ropa o el calzado que llevas.
Una empresa donde los jefes no miran por encima del hombro, sino que son
los primeros en remangarse y reconocen que no lo saben todo. Una
empresa formada por personas que les apasiona lo que hacen más allá del
sueldo que se les paga, que miran el futuro con esperanza y con ganas de
cambiar la parcela que les toca. Personas apasionadas y que transmiten
pasión. ¿Seré idealista buscando algo así? No lo sé; pero si no existe,
habría que inventarla. Con el tiempo que tiene una jornada laboral, o es
gamberra o es una empresa suplicio, de las que vomita coches y personas
cuando toca la sirena. El tiempo que pasamos trabajando debería dejar
poso y no sólo en lo que se refiere a lo monetario. El sueldo es
importante, por supuesto, no se trabaja por amor al arte o se vive del
aire; pero hay cosas más importantes. Y si sólo te aporta sueldo, tu
empresa no es gamberra. Es un problema que va más allá del trabajador.
Porque si no te apasiona, no motiva, y si no motiva una empresa, no
tiene trabajadores, sino mercenarios que se irán por un contrato mejor.
Así hay muchos gigantes con pies de barro. Empresas que dicen ser el
número uno de su sector y que sin embargo, tienen un gran problema, no
de posicionamiento sino de recursos humanos.Las grandes empresas son
precisamente grandes por lo que aportan. Y los grandes hombres de
negocio no lo son por sus números sino por lo que dejan a la humanidad.
¿Existiría Apple sin la columna vertebral del discurso de Standford de
Steve Jobs? Quizá sí; pero su filosofía no sería la que es, no tendría
una comunidad detrás tan fiel.
Las personas son fieles a lo
auténtico. ¿O es lo mismo llevar un bolso de prada a uno de prado? Las
marcas aportan algo, a veces intangible que hacen que te identifiques. Y
eso es complicado; porque para identificarse hay que ponerse en juego,
hay que creer. En estos tiempos que se habla tanto de que se ha perdido
la confianza en los gobernantes, en los mercados, en las empresas,
corremos el riesgo de perderla en las personas. No somos números, todos
tenemos un gran potencial dentro y a veces basta con que nos den una
oportunidad o nos lo recuerden. Hablando de recuerdos, hace unos meses,
en un posgrado que he hecho de Community Management, el ánimo del grupo
estaba, digamoslo así, un poco bajo, con expectativas no cumplidas y
dudas. Quizá era la típica crisis que todos los universitarios pasamos
en el ecuador de la carrera. El caso es que comenzamos una nueva
asignatura. Y el profesor, no sé si sabiendo cómo estaba "la moral de la
tropa" comenzó remitiéndonos a un post.
No sé si fue consciente de ello; pero provocó un gran "subidón", con un
simple gesto, una simple apuesta nos reenganchó y sacó lo mejor de
nosotros mismos. Nos marcó una señal en nuestro camino. Y como yo no
creo en las casualidades, me dejé sorprender por un blog de una empresa
gamberra, en el buen sentido de este post. ¿Si ellos lo han conseguido,
por qué yo no voy a ser capaz?
Hay que luchar, recordar que somos
águilas más que pavos, que estamos hechos para volar, para ver más allá
de lo cercano y poner toda la carne en el asador. Aunque sorprenda, no
cansa si hay otros locos, otros gamberros y gamberras a tu lado. Y los
hay. El mundo virtual está lleno de grandes emprendedores, de grandes
entusiastas, sólo hay que saber buscarlos. A veces te los encuentras sin
saber ni cómo ni por qué. Otro nos descubre otro camino, nos pone una
señal, y otro nos muestra otro... así, poco a poco vamos entretejiendo
una tela de conexiones, de encuentros, de manos abiertas ofrecidas para
caminar juntos. Se pierde la vergüenza, ese miedo a no sé qué, al qué
dirán. ¿Qué van a decir los seriotes? ¿Acaso importa? Si tú crees que
debes seguir un camino, una idea, un proyecto, que los seriotes digan lo
que les de la gana. Jobs, Gates y otros tantos nos enseñan que si crees
en una idea, hay que ir tras ella. Por cierto, me encantan sus
apellidos, es como una muestra más de que los sueños se cumplen
trabajando y lanzando puentes. Siendo uno mismo, tal cual, con nuestra
pasión y con nuestro desánimo. Que no somos perfectos, sino personas. Y
eso es lo mejor que hay en este mundo.
¿Qué puedo aportar? Bueno,
si me pusiera a escribir en plan Currículum Vitae, seguramente me
pondría con palabras seriotas, de esas que casi tienes que coger el
diccionario, esas palabras complejas para decir de forma complicada lo
que es mucho mas sencillo. ¿Qué puedo aportar? Puedo aportar lo que soy,
mi humanidad. Cometeré fallos, eso que otros llaman crisis pero que
también tienen un componente de oportunidad. Puedo aportar mi
experiencia más allá de títulos que la atestigüen. Sí, tengo una
licenciatura (mejor dicho 2) pero eso no me hace mejor persona y hay
conocimiento que no se da en ninguna facultad. ¿Experiencia? Si no hay
un primero que da la oportunidad ¿cómo se consigue? Esta vida es
demasiado corta como para hacer cosas que no te gustan, aunque a veces
haya que hacerlo para llevar comida al hogar de la autoestima y del
estómago. ¿Para qué las trampas y el cartón? ¿No es mejor ir con la
verdad por delante, tanto en idiomas como en la vida? ¿Merece la pena
decir que eres bilingüe si luego no sales del "Yes, it is"? El mejor
traje que puedes ponerte es ser tú mismo, da seguridad... mucha más que
cualquier disuasorio. Da seguridad y confianza, porque tarde o temprano
la autenticidad se reconoce. Las personas buscan, y las empresas
también. Si crees en tí, no puedes desanimarte. Habrá momentos buenos y
momentos malos, por supuesto; pero nada de desanimarse. Si estas
convencido de lo que quieres, si sabes tu objetivo, no lo pierdas de
vista. Yo lo tengo claro, busco una empresa gamberra. ¿Y tú?
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