miércoles, 11 de noviembre de 2009

¿Qué está pasando en Lerma?

En Lerma, Burgos, se está produciendo un hecho que está llamando cada vez más la atención. En un monasterio de clausura, de vida contemplativa, de austeridad, pobreza, obediencia, caridad, sin internet, televisión, radio, periódicos, peluquerías... etc y "cosas vitales" sin las que mucha gente cree que no se puede vivir, hay 135 chicas y una lista de espera de 100. Alguno me dirá que no tienen estudios, que son feas, que tienen historias desgarradoras... etc. Bueno, de todo habrá supongo, pero en su mayoría, las jóvenes que están allí tienen una licenciatura universitaria: derecho, económicas, periodismo, telecomunicaciones, agrónomos... un monasterio cuya edad media no sobre pasa los 35 años ¡en pleno siglo XXi! ¿Qué está ocurriendo? Algunos hablan de secta, otros se ríen, otros dicen cualquier burrada... como hemos podido leer recientemente en algún periódico y hasta en alguna tertulia. A mi me viene a la cabeza la frase de que el mundo sólo se ríe por ignorancia o por miedo, así que cada uno que elija. Por mi parte, no me río. Tengo una amiga allí. Feliz como muy poca gente lo estará fuera. ¿Qué hay allí? El amor de Dios, de ese Dios al que el mundo quiere olvidar, que llena el corazón del ser humano cuando lo vaciamos de las cosas que no nos llenan, que no nos satisfacen, por mucho que nos engañemos. Y quien lo ha visto, lo quiere vivir. Es una vida dura, sacrificada, de debilidades, de aceptarse uno mismo tal y como somos, de ponerse en las manos de Dios y saberse amado así, tal cual, de humildad y confianza. Y claro, en este mundo que tanto nos insisten en el éxito, la humildad y la confianza en Dios como que no se entienden. Quien se ríe de esas chicas es que no ha vivido esa experiencia y seguramente puede que tenga muchas cosas... pero... ¿duerme tranquilo? ¿puede asegurar que en su vida es plenamente feliz? ¿su vida tiene sentido? ¿puede enfrentarse al dolor, aceptándolo, asumiéndolo, sabiéndose en manos de Otro? ¿Puede afrontar las contrariedades de la vida? No sé dónde quedaría la risa. Y tendrán su historia, no digo que no. Seguro que alguna de ellas tuvo experiencia con la droga, o le encantaba ir de compras e ir a la última... hasta que se encontró con Cristo y descubrió que esas felicidades efímeras, duran poco y dejan mal sabor de boca.

No todos estamos llamados a vivir en el claustro de un monasterio. Hace falta que haya personas fuera, andando por las plazas y las calles de los pueblos y las ciudades, enamoradas de sus parejas, de sus hij@s , de su trabajo, de lo que les toca; pero no censuremos a los jóvenes que deciden dejarlo todo y entregar su vida, porque hace falta mucho valor para dar ese paso. Antes de hablar, quizá merezca la pena acercarse por Lerma y ver a esas jóvenes que tienen el locutorio abierto, que reciben a parroquias, a colegios religiosos y a todos los que quieran hablar con ellas, porque lo que han descubierto es tan grande que no pueden contenerlo. En el corazón de Castilla, en un pequeño pueblo se produce un milagro, casi diría un contagio de fe en este mundo en que parece que todo lo que huela a ello causa cierto repelús en ciertos ambientes. Jóvenes que van contracorriente y que buscan algo que sea auténtico, que se salen de la imagen de frívolos que algunos "cejagetas" nos han querido vender. Quizá no salgan en las noticias, no hacen ruido, como las cosas buenas, pero que son los verdaderos artífices y expertos en tirar muros, ya que estamos en celebraciones de caídas de muros infames. ¿Tirar muros entrando en otros? ¿Se puede vivir en libertad dentro de una clausura? Hace años, cuando estudiaba periodismo, tuve la oportunidad de entrevistar a una maestra de novicias para un reportaje, y puedo asegurar que las horas que estuve en ese locutorio fueron las más enriquecedoras de toda la carrera. Sí, claro que se puede vivir en libertad en la clausura, en la verdadera libertad y sólo se puede entender cuando se tiene el valor de acercarse a un locutorio y hablar con las monjas. Si tenéis la oportunidad de acercaros a Lerma, no dejéis de hacer una visita a ese "extraño" monasterio que ha tenido que abrir una especie de segundo monasterio asociado en La Aguilera porque de tantas vocaciones los muros no daban más de sí. Merece la pena.

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