Hermanos: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino
mejor. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no
tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya
podría tener el don de predicción y conocer todos los secretos y todo el saber;
podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría
repartir en limosnas todo lo que tengo y aún dejarme quemar vivo; si no tengo
amor, de nada me sirve. El amor es comprensivo, es servicial y no tiene envidia;
el amor no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita, no
lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia sino que goza con la
verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin
límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de predicar? –se acabará. ¿El don de
lenguas? –enmudecerá. ¿El saber? –se acabará. Porque inmaduro es nuestro saber e
inmaduro nuestro predicar; pero cuando venga la madurez, lo inmaduro se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño razonaba como un
niño. Cuando me hice hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos como en un
espejo de adivinar; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora
inmaduro, entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la
fe, la esperanza, el amor: éstas tres. La más grande es el amor.
La verdad es que da un poco de miedo escribir algo después de esta lectura. Yo creo que si las parejas de novios fueran conscientes, escucharan lo que han elegido para marcar el camino de su vida en común… no se casarían. En serio. Porque, pocas veces se puede ser más exigente como lo que dice el texto. Lo que pasa es que como es una lectura que nos suena, como que la tomamos muy a la ligera, nos quedamos en plan algodón de azucar y nos parece muy bonita para agradar a los oídos y poco más. Eso los novios. Y de los invitados, mejor ni hablamos... porque como es una lectura que nos suena, desconectas y empiezas a echar un vistazo a la vestimenta de los asistentes. Mientras el lector de turno la lee con el canguis que nos da a todos leer en público (menos mal que los ambones son en su mayoría de piedra y no se ven los "tembleques" de los lectores), te dedicas a pensar que si fulanita parece una lechuga con tanto verde, que si el tocado de menganita parece un floripondio de los chinos, que si tal, que si cual... Y no quiero decir nada si la pareja de novios después de esta lectura tan archiconocida ha elegido el evangelio de las bodas de Caná. Entonces la boda se convierte en un desear que acabe cuanto antes para liarse a echar arroz sobre los recién casados y pasar lo más rápidamente posible al banquete, pensando si nos sorprenderá gratamente o será un momento para olvidar. Porque basta que conozcamos mucho algo para que nos acostumbremos y no lo valoremos. Si yo estoy acostumbrada a que mi marido me dé un beso de buenos días, seguramente no le daré las gracias a menudo por ello. Pero el día que no me lo dé... seguro que lo hecho en falta. No se puede dar nada por supuesto en lo que se refiere a los detalles pequeños. Quizá es que mi marido me ha "malacostumbrado" con detalles que al final pueden convertirse en obligaciones y exigencias... quizá es que esos pequeños detalles que se tienen día a día, son los más importantes en una relación.
Como aquí no se trata de pensar o de imaginar lo que suele ocurrir en las bodas, me olvidaré de ello y me centraré en el texto, que tiene demasiada miga como para perderme en esos detalles. Corro el riesto de que el artículo se convierte en "extra-largo". Pero bueno, creo me merece la pena hacer el esfuerzo, por la gente que me lee... pero en este caso voy a ser egoísta y sobre todo por mí misma, que necesito pensar en ello. Empecemos pues.
Ambicionad los carismas mejores: De primeras es una frase que suena bien, que gusta, que alienta a buscar lo mejor. Y a todos nos gusta lo mejor, ganar, tener razón, quedar por delante. Nuestra naturaleza es competitiva. Si hay algo grabado a fuego en nuestra naturaleza es la supervivencia y en eso no hay otras personas por delante. La vida siempre se abre paso y el segundo que llegue que se apañe, porque "quien no llora, no mama", quien no pelea, muere. Si puedes jugar en champions no te resignas a la tercera regional. Si un equipo puede ganar la Champions no se conformará con la copa de su comunidad autónoma. Lo más grande da más prestigio social. Por lo tanto nos es lícito y natural desear, ambicionar y trabajar por lo mejor. Y ¿Qué es lo mejor en esta vida? El amor ¿no? No son pocas las canciones que nos hablan de ese tema. Yo recuerdo una que decía "nadie puede ni nadie quiere vivir sin amor" ¿Por qué? Porque nos hace sentir bien, nos da fuerzas, nos permite alcanzar objetivos y nos da mucha felicidad. Por tanto, lo mejor de nuestra vida es el amor. Por el amor de nuestros padres estamos en el mundo. A todos nos gusta ser amados, que nos manifiesten ese amor, que se acuerden de nosotros en las fechas especiales, que nos correspondan... y el que diga que no, miente.
Os voy a mostrar un camino mejor: Hay un camino mejor. Sigue sonando bien, ¿verdad? Dan ganas de escuchar y decir "bien, si es un camino mas rápido para ser feliz, sería de tontos no cogerlo". Te quedas como con nervios, como si fueran a dar una receta mágica para la vida. Con esa sensación que tenemos cuando estamos en la cola de la administración de lotería o cuando vemos el sorteo de la lotería de Navidad esperando a que salga el Gordo y con un poquito de suerte, si puede ser nuestro número... mejor.
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de predicción y conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aún dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. Aquí ya la hemos fastidiado. Nos dejamos el dinero en academias de inglés, francés, alemán, chino... y nos acaban de decir que eso no sirve si no tienes amor. Mira que hay gente que estudia lenguas con la motivación especial de comunicarse mejor para ligar o para entenderse con su pareja. Pues resulta que ese esfuerzo no sirve de nada sin amor. Y no sólo eso sino que es "ruido". Quizá es que estoy muy sensibilizada con los metales o con los platillos. Se lo tengo que agradecer a mi vecino que toca la batería. Si seguimos con el texto, la sabiduría, el conocimiento y la fe no valen nada si no hay amor detrás. Vaya tela. Te dejas la vida estudiando que si no hay amor detrás, no vale nada. Y los actos solidarios y demás... no sirven de nada tampoco. Pero ¿a qué se refiere con ese amor? Porque si los actos humanitarios en sí no valen nada, ni los conocimientos, ni los actos religiosos... entonces ¿qué es ese amor del que habla? Porque nosotros siempre reflejamos nuestros sentimientos con acciones. Intentamos ser mejores... y nos dicen que si lo intentamos por nosotros, por sentirnos mejor o lo que sea, es esfuerzo baldío. Y es sólo una pista del camino mejor. No sé, pero de buenas a primeras parece que va a ser cuesta arriba. No va a ser un camino de vino y rosas precisamente. ¿El don de predicar? –se acabará. ¿El don de lenguas? –enmudecerá. ¿El saber? –se acabará. Todo se acaba, no sirve de nada si no hay algo detrás que lo sustente. Si te quedas sólo en tí, no llegas a nada. Y no sólo eso, si te quedas en tu vida y no buscas lo mejor, lo que es el amor en sí mismo, no podrás ser feliz nunca. Por mucho que hagas, el vacío del corazón seguirá ahí.
El amor es comprensivo, es servicial y no tiene envidia; el amor no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. Reconozco que al leer este texto a la luz de mi experiencia personal, del trabajo de mi marido, pocas son las veces que no pienso "¿Más todavía? ¿Tengo que comprender más, no irritarme, no mirar el reloj, esperar sin limites, aguantar sin límites? Pues ya vamos mal". Seguro que más de una (y de uno) piensa lo mismo que yo. Porque esto no es de una sola parte, no es que nos toque a las susodichas aguantar y demás y que ellos estén tan ricamente. Porque se supone que ellos tambien nos aman a nosotras. Con lo que el texto nos dice que hay que estar en las duras y en las maduras, en los dias buenos y en los torcidos. Pero va más allá, aun en los malos dias hay que ser comprensivo, servicial, no ser mal educados, ni egoístas, ni irritarte, ni llevar cuentas... Buuuffff, ¿alguien puede amar así? ¿Ése es el camino mejor? Buuuffff pues cómo será el peor. Este texto nos dice que hay que dejar a un lado la cara de perro que ponemos (todos) cuando estamos esperando y no llegan, y no llegan... y terminas cantando a lo Sabina "Y nos dieron las diez y las once, las doce, la una y las dos y las tres...". De verdad, que es un texto que asusta, aunque a veces nos lo tomemos tan a la ligera. Es lo que nos indica el camino mejor, el camino para ser de verdad felices, que nuestra vida tenga el verdadero sentido. ¿Alguien llega? Porque no conozco a nadie que ame de esa manera. ¿Cómo es posible? No se puede, somos humanos. Podemos intentarlo, pero de ahí a conseguirlo va un trecho y muy largo. Cuando se elige esa lectura para que marque el inicio de la vida en común de dos personas, estamos diciendo que queremos vivir de esa manera, siendo algo recíproco, que uno se lo dice al otro y al revés. Con semejante guión, ¿cómo será la película? Vamos que todas las aventuras de Indiana Jones, Sky Walker, Rambo y demás, se quedan en nada.
Porque inmaduro es nuestro saber e inmaduro nuestro predicar; pero cuando venga la madurez, lo inmaduro se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño razonaba como un niño. Cuando me hice hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo de adivinar; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora inmaduro, entonces podré conocer como Dios me conoce. Jolin, eso me lo dicen ahora, después de que te dejas los codos para sacar los estudios o el trabajo. Nuestro saber, nuestro conocer es inmaduro. Vamos que somos como niños, conocemos como niños. No importan los años que tengamos, si no hay amor en nuestra vida y amor de esa manera que hemos dicho antes, nos queda más trecho que a un recién nacido. Pensamos que la experiencia de los años nos hacen ser más sabios y sin embargo esta premisa no sirve si no hay amor detrás. Estudiar con amor. Pues hombre, ver amor en las matemáticas, en el sujeto, en el predicado, en la física, en la química... pues no sé... tendré que cambiarme de gafas para verlo. Parece que somos niños. A más de uno que tiene arrugas le encantará oír eso. Pero creo que no van por ahí los tiros. ¿Cómo conocen los niños? ¿Cómo se comunican? ¿Cómo razonan? Yo lo veo con Dani. Dani conoce por imitación, por repetición. Hace lo que nosotros hacemos y conoce lo que le enseñamos una y otra vez. De tanto decirle "papá y mamá" termina diciéndolo. No sabe lo que significa, sino que para él "papá" es una persona determinada y concreta. Y se lía (como todos los niños) si oye hablar de "papá" refiriéndose a otra persona. Dani se comunica no verbalmente. Desde los diferentes lloros para expresar tengo hambre, frío, pañalete sucio o quiero estar acompañado. A veces señala algo, otras veces lo coge directamente. No sabe jugar, aun es muy pequeño para socializarse con lo que, aunque está con otros niños, otros iguales a él, no se relaciona. Él va a su rollo, juega a su estilo. ¿Cómo razona? Bueno, desde que va al cole lloriquea más. Si le dices que no a algo, se queja medio lloriqueando y suele ser difícil hacer algo que no le gusta; pero poco a poco va aprendiendo y lo que importa es que sus papis seamos pacientes. Eso sí, como niño, Dani cree que sus papás lo pueden todo y se tranquiliza en nuestros brazos de una manera que es impensable para un adulto. Si Dani está en nuestros brazos, no importa que truene, tiren petardos, cante opera la vecina o lo que sea. Él estará tranquilito y puede que termine durmiéndose. Mientras él vea a sus papis cerca, es como si nada pudiera pasarle. Ése es su razonamiento, a nuestro lado se siente seguro y puede curiosear y descubrir el mundo.
En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: éstas tres. La más grande es el amor. Al final en la vida queda la fe, la esperanza y el amor. Lo que suelen llamarse las virtudes teologales. Y la más grande es el amor. El amor es lo que tiene que marcar la vida, es el camino mejor, la forma segura de ser feliz de verdad. No un amor de juguete o blando, sino el que nos ha dicho anteriormente. Ésta es la aventura de la vida. ¿Alguien se atreve? ¿Entendéis por qué digo que si los novios lo pensaran bien, elegirían otra lectura? ¿Somos masoquistas o qué? No, creo que sabemos qué es lo mejor y a pesar de la dureza sabemos que merece la pena todo ese esfuerzo. Se intenta día a día, se comienza día a día.
3 comentarios:
Me ha gustado mucho tu comentario del texto. Elegimos esta lectura para las bodas de plata -hace 2 años- y con la perspectiva del tiempo transcurrido me fui dando cuenta de que yo nunca seré capaz de amar así, pero alguna vez que he desaparecido, que he aplicado mi inteligencia, y mi voluntad a desaparecer -a hacerme niña- y dejar actuar a Dios en mí, he atisbado que es posible. Lástima que siempre me empeñe en hacer yo las cosas por mí misma y no sea capaz de desaparecer.
Un abrazo
María Jesús
Hola Mª Jesús:D
Yo creo que se puede amar asi, siempre y cuando amemos en el corazón de Dios, con Su ayuda.
Besotes
Hola Luisa:D
Pues no sé lo de las palabras de verificación. Quizá es por la moderación de los comentarios. No lo sé.
Besotes
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