Haciendo buena la frase aquella de "si no los puedes, únete", el sábado aproveché que bajamos a Madrid para comprar un nuevo juego de cuerdas de guitarra.Así, ahora, cada vez que toca mi vecino el batería, podré emplear esa hora mañanera en ejercitar mis manos nuevamente en el guitarreo sin tener que preocuparme si molesto al vecino o no. Una vez más, de lo malo se puede sacar algo bueno. Hice un cambio horario con el vecino para que dejara de tocar por la tarde y pueda tocar por la mañana. Porque como ahora Dani tiene cole, por la mañana no está en casa. Y yo tenía dos opciones: quedarme en casa y escuchar el boom-boom durante la horita que ensaya o marcharme de paseo. Ahora tengo mi tercera opción, la guitarra. Le cambié las cuerdas el mismo sábado bajo la atenta mirada de Daniel, que de vez en cuando comprobaba su tensión y me demostraba que no estaban afinadas. Lo de afinar un juego nuevo de cuerdas tiene su enjundia. Menos mal que no tengo que fiarme del todo de mi oído, sino que una amiga me regaló un afinador eléctrico que me ayuda a que el proceso sea más rápido y más seguro para los oídos. Las cuerdas nuevas se desafinan muy pronto, hasta que cogen la tensión correcta para producir música en vez de un ruido espantoso, tarda un poco y más en unas manos inexpertas de aficionada, como son las mías. Como más de uno ha podido comprobar, no soy Paco de Lucía. NI falta que me hace que con ser yo ya tengo bastante. Como para ser otra... quita, quita.Tocar la guitarra requiere paciencia y perseverancia. Es un ejercicio estupendo para descargar tensión. Lo dice una experta en romper "la 6ª" que es la cuerda más gorda y más dura. Cuando tocas bien, se rompe la cuarta, cuando tocas como yo, es la sexta la que más sufre. Pero bueno, como no pienso dedicarme a ello profesionalmente, no pasa nada. El nuevo juego de cuerdas lo han fabricado en Estados Unidos y, la verdad, no veo mucha diferencia con las otras que he tocado. Supongo que un profesional tendrá sus manías, requerirá una marca determinada con un grado de tensión concreto... en mi caso me vale con que suene bien, dentro de las limitaciones de que sea yo quien toque. Recuerdo que cuando estaba aprendiendo (si es que alguna vez he superado esa fase) veía a otras personas tocar mi guitarra y pensaba, "caray, si suena bien". Lo que me demostraba que el problema de que sonara mal no era del instrumento, sino de quien lo tenía entre las manos.
Como ya he dicho, el sábado bajamos a Madrid. No teníamos ningun plan establecido, nos apetecía estar los tres juntos. Dejamos el coche en el parking de Cortes y nos fuimos a andar. Lo único que quería hacer era pasarme por la tienda de música de la carrera de San Jerónimo para comprar las cuerdas. Evidentemente, estando por allí, la visita gastronómica al Artemisa era casi obligada. Subiendo hacia la tienda me dieron un panfletillo sobre el uso que hacemos de nuestro cerebro y algo llamado "dianética". Para quien no lo sepa, "dianética" es la palabra clave de la cienciología. Con las mismas, hice una bola de papel con el panfletillo y la tiré a la papelera más cercana. La cienciología no es algo que me atraiga, por mucho que a algunos actores y actrices les encante. Como nunca me han influído demasiado lo que digan los personajes del mundo de la interpretación, en este caso no voy a cambiar. Tengo mi fe, creo en Dios, soy católica... y ya es bastante. Sí, he leído textos del Islam, del judaísmo, del budismo... pero lo que es la cienciología no me atrae, quizá porque me suena demasiado pseudociencia. Pero lo que me llamó la atención del panfletillo, que no me leí, es que lo dieran como si fuera propaganda de un buffet libre y que hablaran del uso del cerebro para atraer la atención de los viandantes con una foto de Einstein. Si verdaderamente usamos un 10 % del cerebro ¿Por qué cuando tenemos una enfermedad en la cabeza nos afecta siempre a partes que usamos? ¿Qué pasa, que somos tan "guays" que el diez por ciento que usamos está repartido por todo el cerebro, por lo que nos pase lo que nos pase siempre nos afecta? Hay que ver la mala suerte y lo complicados que somos. ¿O será verdaderamente que no es que usemos sólo el 10% sino que sólo tenemos el rendimiento del 10%? Me explico. Uno puede conducir un F1 e ir a 20 kms/h. Tiene máquina para mucho más; pero va a 20. Si se pega un golpe contra el muro, afecta a toda la máquina, sin importar la velocidad a la que vaya. ¿O es que se usan menos piezas del motor por ir a menos velocidad? No lo creo. Además, tengo la extraña sensación de que al final, la constumbre también juega un papel importante. Lo veo en los coches por ejemplo. Si acostumbras a pedirle un buen rendimiento a un motor, cuando lo necesites, lo tendrá... pero si un motor que puede llegar a 120 (seamos respetuosos con los límites de velocidad) no le haces pasar en 5 años de 60 kms/h... me temo que se termina por acostumbrar y no le pidas velocidad porque no puede. Yo lo veo con el coche de mi tia. Es más nuevo que el que tenía mi hermana. Mismo motor. Sin embargo uno corría y el otro parecía que iba a pedales. ¿Por qué? Por la diferencia de estilos del conductor. Depende del uso de quien lleva los mandos, se puede llegar a unas cosas u otras. Nuestras acciones siempre tienen consecuencias.
Con el cerebro depende de lo que le acostumbremos, llegará a unas cosas u a otras. Si leemos filosofía, puede que el primer dia nos suene a japonés, que el segundo día suene a chino, el tercero a alemán, el cuarto a ruso... pero llegará un momento en que se haga el "chas", que se produzca el "clic" y empecemos a entender esos textos complejos... hasta nos pique el gusanillo. Todo depende de nuestra paciencia y de lo que queramos conseguir. Si lo que buscas es superar la selectividad... pues con que tengas claros los conceptos kantianos, marxistas, hegelianos y alguno más, te valdrá. Si lo que quieres es aprender, entonces te recomiendo que vayas poco a poco pero que seas exigente contigo mismo. No se trata de que entiendas a Hegel en una primera lectura; pero tampoco se trata que te quedes sólo en "el mundo de Sofía". Dependiendo de tu nivel de exigencia, así llegarás. SI estudias para sobresaliente, puede que llegues o te quedes en el aprobado; pero si estudias para aprobar, vas demasiado justo y el riesgo de suspender es mayor. Como en un partido de fútbol, como un equipo salga a empatar, no sé por qué, la mayoría de las veces pierde.
Con un instrumento musical ocurre lo mismo. Si me quedo en las notas que me salen, nunca pasaré de 2 canciones. Si intento tocar canciones complicadas, puede que las primeras veces parezca que estoy atropellando a un gato, o que se rompan los cristales; pero tarde o temprano lo conseguiré. El desánimo no es opción; porque soy yo misma quien marca las metas, no toco para los demás, sino para mí. Tiene que ser divertido para mí y tener muy claro lo que quiero, sin desviar la mirada de mi objetivo. Que otros me escuchen y les guste, bueno, mejor para ellos; pero mi felicidad no depende de que guste a otros, sino de que me acerque a la meta. Siendo muy realista, pero a la vez con mucha ilusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario