Hace tiempo que no veo "El Señor de los Anillos"; pero eso no hace que si me empeño recuerde a Gollum diciendo "mi teeeessssoooooorrrrroooooo". En el caso de la película es un anillo que cambia por completo al que lo posee hasta hacer que deje de ser lo que era, para ser influído por el mal. En la vida real hay tesoros de primera y tesoros de segunda. Los de segunda son las cosas efímeras, las que pasan, las que nos siguen dejando insatisfechos. A principios de año todo el mundo pide: salud y dinero. Y está bien; pero si nos obsesionamos con ello no seremos felices. ¿Por qué? Porque la salud es efímera y el dinero igual que viene se va. Siempre hay alguien que tiene más que tú. Las cosas materiales no satisfacen. Nuestra sociedad consumista nos lo demuestra una y otra vez. Si tienes la Wii, quieres la PS3, si tienes la PS3 ya estás pensando en el último juego. Te compras un ordenador y no has salido de la tienda cuando ya hay en el mercado uno más potente. Siempre hay algo nuevo, algo más potente, con más aplicaciones, con más capacidad, más motor... y como el ser humano siempre quiere más, la vida entra en una vorágine de más, más y más, que siempre deja insatisfecho. Tesoros que siempre dejan mal sabor de boca, de segunda clase. Hasta en lo que a la salud se refiere. Porque con el paso de los años, los achaques siempre aparecen por mucho que te cuides. Somos seres mortales, débiles ante las enfermedades, los virus más pequeños nos pueden quitar lo más precioso. A veces nos gustaría que la plenitud de la vida nos pillara con la mejor edad. Es decir que tuviéramos la juventud en el mejor momento de estabilidad económica, con la vida montada y no como pasa ahora que eso ocurre con la jubilación.
Tesoros de segunda, cosas tan importantes para muchos como el dinero o la salud. Entonces, ¿cuáles son los de primera? Aquello por lo que merece la pena vivir y desvivirse. Gastarse y desgastarse hasta la última gota de sangre o de sudor. En mi caso, mi gran tesoro son mi marido y mi hijo. Por ellos hago todo lo que puedo y más. Son mi opción, mi apuesta, por lo que no me fijo tanto en lo que pierdo, si es que pierdo algo. Quizá ahora no pueda hacer algunas cosas; pero puedo hacer otras. Puede que no pueda ir a mi rollo; pero puedo descubrir el mundo a través de los ojos de Jose y de Dani. Tengo dos motivos muy fuertes para cuidarme, para hacer las cosas lo mejor posible. Para levantarme por las mañanas y ganar a ese minuto que marca el dia. ¿A qué me refiero? A lo que algunos llaman el minuto heroico, el que marca levantarse y enfrentarse al mundo con fuerza o el que nos vence y nos hace amodorrarnos un poquito en la cama y luego todo va con muchos mas nervios porque llegas tarde a todos lados. Quizá parece que mi vida ya no tiene libertad. Al contrario. Ahora tiene un sentido pleno. Una sonrisa de Dani, o de su papi y mi dia tiene un nuevo sentido. Mucha más fuerza. Quien lo ha vivido sabe de lo que hablo.
¿Sólo hay un tesoro? No. Hay otro más. ¿Cuál? Tú mismo. Tú eres un tesoro para mucha gente. Empezando por tus padres que se han dejado la vida por cuidarte, por darte lo mejor. Para la persona que te quiere, eres su tesoro, por quién lo haría todo. Aunque parezca una tontería ¿qué sería de tu vida sin ti? Si no te quieres tú mismo ¿cómo dejarás que los demás te quieran? Hay muchas cosas buenas en tu interior. Hubo algo que hizo que nacieras, que tuvieras vida. Un regalo que no todo el mundo puede tener. Hay muchos que se quedan en el camino, que se les concede la vida pero deciden otros que no deben ver la luz. Me pregunto cuántos genios han sido abortados, cuántos descubrimientos habrían realizado, cuántas vidas habrían mejorado.
El tesoro es donde pones el corazón. Depende de cada uno encontrarlo. Yo he dado unas pistas de los míos. Y me guardo uno en la recámara. Uno que llena mi vida.
1 comentario:
Tienes razón cuando dices que tienes dos tesoros en casa, yo también los tengo y también pienso como tú.
Es verdad que perdemos otras cosas, pero en el cambio salimos ganando, a mi también me llena la sonrrisa de mi hija y no la cambio por nada del mundo...
Ahora en verano , las horas de estar con mi hija son muchas, pero las disfruto por que sé que ese tiempo ya no volverá...
Bonita entrada Ultreia.
Un saludo.
Publicar un comentario