
Mientras escucho a Ricardo Arjona con su "acompáñame a estar solo", escribo estas líneas, pensando en todo lo que tengo que hacer mañana, bueno... hoy. Que estoy trasnochando. ¿El mundo está loco? A veces creo que sí, sinceramente. ¿Qué está ocurriendo; cuando hay personas que pueden llegar a matar a un bebé porque le ha dado a un boton y les ha hecho perder una partida de la consola? A mi no me entra en la cabeza. Tengo consola y la uso siempre que puedo. Fue un regalo de mi marido y mi DS siempre está cerca, con los juegos más variopintos, desde el Circus Charlie (mítico de Konami... lo sé... es de frikis) hasta el pokemon perla, que tan buenos ratos me ha proporcionado ultimamente. Me gustan las consolas, lo reconozco. Pero JAMAS podría regañar a Dani porque las toque. Mi responsabilidad es el peque y delante de él no hay nada. Ni ordenador, ni móvil, ni consola, ni nada. Cuando está andando por la casa, el ordenata está cerrado, la consola en el cajón y la tele con Pocoyo o Caillou. Y si estoy jugando a la consola y se acerca, se acabó el juego. ¿Cómo puede abstraerse tanto una persona como para matar a un bebé por un juego? ¿Es que la realidad es tan "cutre" como para tener que volcar nuestra vida en un personaje de ficción? La vida real nos da más aventuras que las de Indiana Jones y Rambo juntos. Desde coger el coche e intentar conducir por el caótico tráfico de las ciudades hasta el ir a hacer la compra. Hablando de compra, ayer fui al Carrefour y me salieron al encuentro dos voluntarios de Cruz Roja, ofreciéndome un décimo para su sorteo de lotería. La gente les despachaba como si se tratara de mendigos o algo así. Cuando se ha acercado a mi la chica, le he dicho que no llevaba ni un euro; pero que a la salida de la compra, me llevaba un décimo. La chica me ha mirado con cara de "otra que pasa de mi", así que he ido al cajero, he sacado el importe para el décimo (un poco más porque en Madrid los cajeros no dan billetes de 5 €) y me he ido a buscarla. La cara de la chica ha sido de sorpresa total. Me ha deseado suerte para el sorteo. La verdad... no he mirado el número. Es lo que menos importa. A pesar de antiguos escándalos, creo que la labor de la Cruz Roja es encomiable y hay que ayudar, sin mirar tanto en interés personal. Quien sabe si esos 5 € son la diferencia de que un bebé tenga algo que comer o no. Porque es muy fácil hacer un "donativo chatarrilla" cuando hay una desgracia; pero lo importante es hacerlo cuando parece que no hay grandes catástrofes.
Donativo chatarrilla, o lo que es lo mismo, revisar el monedero para librarnos de esos molestos céntimos, y dejar la conciencia tranquila. Hace tiempo, yo no sé si fue verdad o no, me contaron que una persona pretendía echar un billete en el cestillo de una parroquia pidiendo el cambio. Lo dicho, no sé si es verdad o fue un invento... pero me parece una escena tremenda. Porque en la vida podemos ir dando migajas, lo que nos sobra, o inmiscuirnos totalmente. ¿A qué me refiero? Un ejemplo. Mi marido tiene un trabajo que le encanta, pero que le ocupa demasiado tiempo. Yo podría ponerme en plan, hago mi vida y si él puede que se una a los planes, si no, que se apañe. O pensar "voy a pensar en mi y en Dani y él, total, como está en la oficina...". A mi no me sale ser así. Puedo pasarlo mal con sus horarios, acordarme de la empresa y que me toquen las narices sus viajecitos o sus interminables reuniones. ¿Voy a pagarlo con él? Podría... y tendría derecho porque se ha casado conmigo no con la empresa. Pero creo que él ya tiene encima bastante estrés como para que yo también ande machacándole. Yo le propongo cosas, aplico la canción de "el tiempo que te quede libre" y me alegro de la calidad de los momentos. Los dos estamos haciendo un esfuerzo para sacar adelante nuestra relación y esta joven familia. Ninguno de los dos le da migajas al otro, así no se ama. Intentamos cuidarnos en pequeños detalles, una llamada, un sms, o algo así. Intentamos sacar tiempo para cada uno y para los dos. Porque antes de ser pareja, somos personas que necesitan su tiempo para ellos mismos... y después somos pareja, no sólo papis. Al ser padres se corre el riesgo de olvidar que tu opción de vida es tu pareja no los hijos. Así aparece el síndrome del nido vacío y cosas por el estilo. No, la única persona que he elegido libre y espontáneamente ha sido a mi marido. Tanto mi ascendencia como mi descendencia me vienen dadas. ¿Habría elegido yo a mis padres, a mis hermanas, a mis abuelos...? Pues la verdad... no tengo ni idea. Porque no se puede dar el caso... bueno sí, si eres de no sé qué religión en la cual creen que los hijos son los que eligen a los padres. Pero yo soy católica, por lo que ese caso ni me lo planteo. Lo que sé es que sin mis padres, mis hermanas, mis abuelos... no sería quién soy. En ellos están mis raíces. Cosas buenas y cosas malas. Como en todas las casas. Y con la descendencia pasa algo parecido. ¿Podía haber elegido a otro peque que no fuera Dani? Pues no lo sé... aunque a Dani no lo cambio por nada. ¿Qué iba a hacer yo ahora sin él? Supongo que seguiría trabajando... mi vida sería mucho más pobre que ahora aunque tuviéramos más dinero en la cuenta corriente.
Darse por entero, no conformarse con dar migajas. Implica riesgo, hacer cosas que a veces nos repatean y jugar en la lotería de que nos rompan el corazón... o la cara. Pero creo que la vida siempre da en relación a lo que tú das. Si te das por entero, tarde o temprano las cosas saldrán. ¿Seguro? Entonces ¿Por qué el sufrimiento de una enfermedad? ¿Por qué las malas rachas? ¿Por qué el ver cómo las personas que quieres van perdiendo facultades? No sé, soy creyente... pero no tengo respuestas a esas preguntas. Creo que todo tiene sentido, que forma parte de un plan divino, que seguro que tiene mucho más sentido de lo que parece. A veces me lo repito delante del espejo, sobre todo cuando me cuentan o veo casos de sufrimientos incomprensibles para mi torpe cabeza. Hay gente que sufre y mucho. Supongo que son lecciones que hay que aprender en carne propia o carne ajena. Muchas veces preferiríamos pasarlo nosotros a que les ocurra a los que queremos. Yo puedo aguantar; pero es ver llorar a Dani y se me cae el alma a los pies. Y me pasa también con mi familia. No son pocas las veces que me pregunto ¿Por qué tiene que estar mi hermana así cuando hay tanta mala gente por ahí con una salud de hierro?... Lo lamento, pero no tengo respuesta. Supongo que es por algo, aunque ignoro lo que podemos conseguir con ello. Sé que es un ejemplo de lucha, de superación y de seguir adelante. Podría entender a quien se le quitaran las ganas de vivir con una enfermedad terminal... aunque eso sería rendirse y mientras quede un segundo de vida hay que pelear. No sólo por nosotros sino por los que tenemos al lado. Si no lo hacemos por nosotros, al menos hacerlo por los que nos quieren. Yo lo voy aprendiendo cada día con mi familia, hasta con la situación laboral. ¿Soy mejor que los demás? Mejor no sé; pero que intento ser feliz en medio de la vorágine diaria, eso desde luego. A pesar de las bofetadas de la vida. De tener que cambiar los planes con horas de anticipación, de soledad o de flaquear las fuerzas. ¿Deja de latir el corazón porque duela la cabeza? No, cada uno en su sitio... se vea o no.
3 comentarios:
Hola!
Tienes una bendición en mi blog, te invito a que pases a recogerla.
¡Cuántas noches en vela tenemos que pasar los padres...!
;)
Hola Martha:D
¿Bendición? Ahora voy para allá que me has dejado intrigada.
Besotes
Hola Luisa:D
Tu comentario estaba pendiente de moderar, pero se ha publicado. Sí, lo mejor de la televisión es el DVD.
Besotes
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