jueves, 10 de abril de 2008

¡A comer... ladrillos!

Aprovecho que se está celebrando el Salón Inmobiliario en Madrid para hablar un poco del sector de la construcción. El chaparrón que está cayendo no es nada con lo que les está cayendo a los constructores y a todos los que les rodean. Los electrodomésticos no se venden. Los pisos de segunda mano pasan meses y meses con el cartelito puesto. Las inmobiliarias cierran y las constructoras paralizan las obras. ¿Por qué no se vende si los precios están bajando? Por un motivo muy simple: los bancos no dan hipotecas. Y sin el dinero prestado de los bancos, la mayoría de los mortales no podemos pagar esos precios, antiguamente demasiado inflados. Porque, hay que reconocerlo, los precios de las casas son demasiado altos. No se puede pedir por un piso de 64 metros cuadrados 40 millones. ¿La gente que lo compraba tenía un sueldazo o el árbol del dinero? ¿Y pagar 50 millones por un piso de 2 habitaciones que hay que remodelar? ¿Qué economía soporta semejante carga? Así ha pasado. El Euribor ha subido y muchos tienen que emplear el sueldo en pagar la hipoteca, pidiendo dinero a familiares para poder comer. Si la situación sigue así, me temo que las mayores inmobiliarias serán los bancos. Están cayendo hasta las grandes constructoras: Lábaro, Seop, Arenal... ¿Cómo estarán las pequeñas y medianas? Pasándolo mal. Salía hace poco una noticia de que habían hecho una asociación de impagados de la construcción. Y el problema es serio, aunque algunos digan que el sector sólo representa el 5 % de la economía nacional. No me lo creo, sinceramente. ¿Hay algo peor que no poder comprarse una casa? ¿Acaso no tenemos todos derecho a una vivienda digna? Debe ser que se refieren a que los jóvenes sigan viviendo con los padres, volviendo a la antigua costumbre de que en la misma casa vivan, abuelos, padres, tíos... Esta vez no es por la familia sino porque no se puede comprar. Muchos porque se meten en cooperativas o en viviendas de protección oficial (si tienen suerte) porque si no, con los papás o los suegros hasta que consigan ahorrar o aprenden a hacerse una casa portátil.

Es muy serio lo que está pasando. El consumo se frena. Una casa es un pozo sin fondo de inversión. No sólo es pagar la hipoteca, sino los gastos de agua, luz, comunidad... hay que amueblarla, comprar los electrodomésticos, decorarla... y hay que comer, llenar la nevera, comprar ropa... Lo que es una vida normal. ¿Se puede hacer eso con sueldos que no suben? Sí, claro se hipotecan dos sueldos, se avala con los padres y los suegros. Y pones una vela a santa Rita para que no haya problemas con tu hipoteca "joven" a 50 años. Antes la gente heredaba tierras, dinero o algo valioso... ahora los hijos van a heredar la hipoteca. Y da igual lo que ofrezcan las constructoras: coches, pagar la hipoteca, alquiler, comprar antigua... intentan hacer que sea lo más atractivo posible. Les comprendo, porque ponen lo mejor de ellos mismos en su trabajo. Al menos me gusta pensar que lo hacen. Y cuando llegan al mercado nadie les compra nada. Y quien se arriesga deja de vivir. Porque hay que suprimir gastos superfluos. ¿Las vacaciones? ¡Cómo vamos a movernos con lo bien que se está en casa! ¿Tener más de un peque? ¡como no hagan las paredes de chicle, en un piso de 40 metros cuadrados dos adultos y dos peques no caben! Hombre, una solución puede ser vender el coche, no comprarse una casa y comprar una autocaravana. Te quitas dos problemas. No puedes moverte mucho, pero puedes comprarte el abono transporte. Y si trabajas en un sitio con párking, puedes ir andando a trabajar, aparcando en el trabajo la casa. Lo importante es buscarle el lado bueno a todo, tomarse la vida con optimismo. Otra cosa que se me ocurre es que vamos a estar todos estupendos, porque como se va a comer poco para no hacer gasto, el sobre peso no va a existir. ¿Y el gimnasio? ¿Para qué? Si con lo que vamos a andar para ahorrar en gasolina, que también anda por las nubes.

No paro de ver ferias gastronómicas, para poner los dientes largos, porque más de uno se está comiendo los ladrillos, constructores que empiezan a pagar a sus empleados en especie, en ladrillos. ¿Se podrán cocinar? ¿Lo aceptarán los bancos, las tiendas? Desde luego más de uno va a tener que ir al fisio para las pobres espaldas que van a tener que cargar con los ladrillos, que pesan y mucho. Es exagerado, lo sé; pero puede que si seguimos así volvamos al trueque. ¿Cambiarán viviendas? Porque hasta ahora lo único que he visto han sido carteles en los cuales se decía que aceptaban su casa como parte del pago de la nueva. La verdad es que no sé dónde vamos a llegar, con la desaceleración económica. Al final va a ser un signo de clase el poder pagar la hipoteca, el hecho de tener una casa. Tremendo.

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