¿Qué hace una chica como tú, en un sitio como éste? Se lo preguntaban los de Burning, y yo también montada en el tren que me llevaba a Madrid ayer. Asistí al EEC, el European Ecommerce Conference. Un día escuchando ponencias de emprendedores con éxito. ¿Por qué me apunté si no conocía a nadie y no me dedico al Ecommerce? Gran pregunta, porque creo que ni llego al primer escalón del público que allí estaba. Había, iluminados, de esos que tienen grandes ideas para resolver problemas concretos. Iluminados, creativos, genios... cómo queráis llamarles. Había emprendedores, de los que tienen esas idea genial y deciden, contra todo y todos, intentar llevarla a la práctica. Y había, empresarios, de los que tienen la idea genial, deciden llevarla a cabo y consiguen la financiación necesaria para hacerlo. Lo dicho, si llego al nivel de iluminada ya es mucho. Pero allí me colé, pagando la entrada reducida por estar en paro (que no parada).
Llegué pronto, con tres o cuatro personas esperando para recoger las acreditaciones. Me fuí al Starbucks y me pedí un Mocca, pues no había desayunado. Es curiosa la sensación de estar sola entre la multitud. No me echó para atrás, aunque me seguí acordando de Burning... estás fuera de sitio... Bueno, es posible; pero estaba allí para escuchar lo que se está haciendo, las tendencias y qué es todo esto del Ecommerce. La gente iba llegando, saludándose, intercambiando historias. Me sonaban algunas de las caras, quizá por cruzarme con ellos en las redes, o quizá porque están en mi Time Line de Twitter. On line y Off line juntándose en Callao. Había mucha creatividad en el aire, o al menos yo lo percibí así desde mi profano punto de vista.
Entré en el cine, que me trae muchísimos recuerdos, y en mi mente una pregunta ¿quién te ha visto y quién te ve? Sí, un cine, un teatro de los sueños, reconvertido en sala de eventos, de vendedores de ideas. ¿Por qué me vino a la mente Oceana con su canción cry, cry? Quien lo sabe, quizá el alma del cine estaba susurrándome que ese edificio vivió otra época, otras historias, que se elevó del suelo para otra función, algo que está más allá de ordenadores, de bits, de ventas. En la puerta, un expendedor de entradas automático como el recordatorio del pasado. Entré en la sala, ambientada para el evento, pero con las butacas de siempre. Las recordaba más incómodas. Me senté en la fila del pasillo. Pura comodidad, si no entendía nada, al menos podría estirar las piernas y levantarme sin molestar a nadie. Nadie me echaría en falta. Me resguardé de la sensación de estar sola en la multitud tras el iPhone, entrando en mi burbuja, en lo que conozco. Me acordé que no tenía mis auriculares; pero tenía solución, me fui a por el traductor y cuando volví alguien estaba en el sitio en el que yo me había puesto. No había problema. No os olvidéis de este chico que luego tendrá su importancia. Me senté dos asientos más allá. Miré el móvil y algo en mí me dijo que me iba a quedar sin batería. ¡Horror, mi conexión con mi mundo estaba en peligro! Pero, ¿acaso no estaba allí para salir de mi mundo? Sí, para eso estaba, pero mi smartphone era como una tabla de salvación, como el lanzar palabras a la red y encontrar respuestas amigas.
La sala se llenó. Comenzó con datos para recordar que, dijeran lo que dijeran, Ecommerce es un negocio y está para hacer dinero. Podemos maquillarlo con un montón de cosas; pero eso es lo que cuenta. Norbert Teufelberger fue el encargado de romper el hielo. Nos explicó el caso de Bwin. Primera ponencia en inglés. Me puse el traductor y en tres minutos decidí exponerme al inglés. En algunas cosas soy monoproceso y escuchar a dos personas al mismo tiempo hablando dos idiomas diferentes es para perderse lo esencial. Quizá es que me rijo demasiado por la regla de 1+1+1+1+1+1+1 pero no puedo escuchar a dos a la vez. Decidí ir a la fuente y quedarme con el inglés, aún a riesgo de quedarme con la hojarasca de su discurso. Lo que me interesara, se quedaría, seguro. Me gustó la idea de que, a pesar de lo que podían opinar los inversores, los beneficios obtenidos al principio fueron a la propia empresa más que a ser repartidos como dividendos. Reinvirtieron las ganancias en la empresa para mejorar. Dijo muchas más cosas, por supuesto, pero me quedo con ello como expresión de que si crees que tienes que hacer algo, hazlo, a pesar de lo que crean los demás.
Segunda ponencia, Nicole Vanderbilt a escena para hablarnos de mydeco. Su inglés me costó mucha concentración. Su herramienta 3D me encantó aunque fallara. El cine parecía que nos decía claramente que no estaba hecho para wifi, internet y demás cosas extrañas. Mi iPhone se conectaba y desconectaba, como preludio de que la batería no tardaría mucho en ponerse en rojo. No te das cuenta de lo que es tener la batería cargada hasta que se agota sin poder remediarlo. ¿Algo más de la ponencia? Supongo que el tema de la moda nunca me ha interesado demasiado y quizá por ello no le presté excesivo espacio en mi memoria. Y no, no recuerdo cómo eran sus zapatos, como alguno preguntó por twitter.
Tercera ponencia. No tenía ni idea de cómo iría. Amazon, Sebastián Gunningham. Sonaba a más inglés. En mi cabeza saltó la primera alarma: Estefanía, te necesito. Estefanía es mi profesora en la escuela de idiomas. Más inglés y mi resistencia acabaría para salir corriendo a Fnac, ECI o el mismo cesped de Plaza España. El colapso estaba cerca. Reconozco que estuve a punto de ponerme con el Angry Birds. Pero no, Sebastián empezó a hablar en español, a veces parecía de Argentina, otras de México. Buena estrategia la de Amazon y su círculo virtuoso para conectar personas. Toda esta movida responde a eso, a conectar personas. Algo tan antiguo como el ser humano y que parece que estamos descubriendo. Buscar humanidad en la deshumanizada sociedad de la información, donde la comunicación es casi como el anillo único, que se pretende guardar. Al final, iba a tener razón Guillermo de Haro y su plato de macarrones. La lucecita de la comprensión se encendió pasadas las once y media.
En la pausa del Coffee Break ni me moví del sitio. No me apetecía comer nada y estar como de prestado en una gran sala llena de gente no era lo que me buscaba. Por lo menos allí podía ver los mails recibidos, actualizar mi TL de Twitter, mandar un par de whatsapp y revisar el Facebook. Todo con la espada al estilo Damocles de la batería. El mundo seguía girando, y yo estaba en plan espectador, con la esponja del conocimiento a medias. DISFRUTA. El pasado es importante, pero eso no impide que disfrutes en dónde estás. Sí, hace un año que me despidieron de un trabajo que no me gustaba, que no me llenaba, que me deshumanizaba. Y aún así, a veces lo echo de menos. No es una tara, es experiencia que tarde o temprano podrás utilizar en otro campo. Mira la realidad con lealtad, mira en lo que estás, lo que haces. Hace un año no conocía a mis compañeros de posgrado, unos cracks a los que tarde o temprano, desvirtualizaré. Tampoco sabía lo que era el SEM, SEO, ROI, IOR, KPI, B2B, B2C, SMM y demás tres siglas que se quieran inventar. Ahora voy teniendo un mapa, quizá al estilo Dora la Exploradora, que me estoy haciendo gracias a los profesores del posgrado, que están compartiendo sus saber hacer con nosotros. Gente estupenda, a los que espero también desvirtualizar, que me aportan muchas cosas a mi nueva vida, que me han ayudado a despertar. Laura Pausini con su gente, volvió a mi cabeza: ... No somos ángeles, no nos caímos del cielo... Más de uno pensará que mi Break fue un volver a la esencia. Lo aproveché para centrar ideas y volver a la persona.
En ese tiempo se sentaron a mi lado dos personas nuevas, ocupando una de ellas el sitio del chico que a su vez me lo había quitado a mi. ¿Os acordáis de él de los primeros párrafos? Su reacción al ver el sitio ocupado fue un cabreo. Bastante diferente a la mía. Me alegré de haber aprovechado a mi estilo la pausa del café. Las chicas de al lado entablaron conversación y nos intercambiamos usuario de twitter, cosas de este mundo. En el escenario, una cara conocida de mi TL, territorio creativo a escena con el estudio del Social Commerce. Comunicador nato, Juan Luis transmitió y a mi mente volvieron horas de estudio en el campus de la OBS, conferencias de profesores y ese mundo de las comunidades que voy conociendo poquito a poco. El proyecto que se presentó a continuación de cosmética estuvo entretenido, aun siendo breve y una materia que no termina de conectar conmigo.
Otro ponente: Christopher Lukezic, Airbnb. Increible idea y planteamiento resolutivo de un problema concreto. Mereció la pena el esfuerzo de seguir su rapidísimo inglés. Gran creencia de pensar que la gente es fundamentalmente buena. En este mundo en que la gente parece que va con el "piensa mal y acertarás", encontrar planteamientos de confianza los unos en los otros es, por lo menos alentador y esperanzador. Consumí mucha bateria y mi iPhone también, 20% y bajando.
Si nadie me hubiera presentado al siguiente ponente, John Rogers de Local Motors, habría pensado en que era tirador de élite de los marines. Y ¡resulta que lo era! ¡Wow! Vaya cambio radical de estar en Irak a fabricar coches con crowdsourcing. Me recordó el caso citado en Wikinomics con Goldcorp. Su ejemplo anima. Me acordé cuando pedí consejo, ayuda más bien, a través del twitter para el trabajo de playmobil. La gente quiere echar una mano, sólo hay que saltar la barrera y preguntar. Gestión de la vanidad, aunque esa palabra no me gusta. Creo más en la solidaridad humana, en el trabajo en equipo para buscar soluciones juntos. Generar eso es complicado; pero es tremendamente motivador. Dejar la vergüenza a un lado y pensar en común. Y eso para hacer un coche. Fantástico.
En la comida salí escopetada para la calle Arenal buscando la manzana. Me encanta la filosofía Apple, la marca de Steve Jobs tenía que venir en ayuda de mi pobre iPhone y su escasa batería. Si en otra tienda hubiera entrado pidiendo un cargador me habrían echado. En Apple la idea de ayudar a la comunidad está tan dentro que recurrí a ella. No me equivoqué. Me dejaron cargarlo y me llevé una funda con cargador de backup. La tecnología puede fallar; pero la comunidad Apple por ahora no. Thanks Steve!
Volví con una coca-cola (ya comería más tarde) y el iPhone en verde otra vez. Podía seguir tomando notas, haciendo fotos, navegando y hasta podría llamar. Los objetos tienen varios usos para hacer las cosas más fáciles. Sencillez aunque detrás haya complejidad y muchas horas de trabajo.
¿Lamborghinis o carritos de compra? Me sale mi vena gallega y respondo sin duda "depende de para qué". Poke representado en Nicolas Roope y Emma Pueyo, contándonos en "british"el caso de una tienda en Youtube. Debo ser rara, pero prefiero el inglés americano al británico. Me las veo y me las deseo para entender a los british. Estuvo bien, aunque me lo pasé mejor con el marine. Nos dieron reglas para movernos por el mundo virtual y hacer negocio sin perder de vista a las personas.Métrica, análisis... ¿por qué me vendría Loreto a la mente? Monitorización y Monetización. Suenan parecido pero son cosas diferentes. Empecé a echar de menos los macarrones, y mi estómago también.
Quedaba poco para el final. Craiglist. Reconozco que ni la había oído nombrar. 29 trabajadores en la 6ª empresa de Estados Unidos. 29 personas, 29 hippies en una casa victoriana de San Francisco. Juan Pablo Puerta, fantástico storyteller. Gran comunicador que se quedó con la audiencia con sus tablas en el escenario. Un nuevo consejero para el TL del twitter. Confianza, y Juan (el chocolate) se coló en la cabeza. Qué gran verdad es el saber que las personas somos muchas partes de otras personas, que estamos hechos de muchas cosas y de muchas experiencias de otros.
El último ponente, Jacques-Antoine Granjon de Vente-privee. Un francés hablando inglés. Lo agradecí porque se le entendía todo sin tanto esfuerzo como Vanderbilt, Roope o Lukezic. A esas horas lo necesitaba. Un modelo muy imitado y un gran comunicador también. ¿Por qué los genios locos tienen esa pinta de hippies? Me encanta que no sean "mentes brillantes" como en algunas empresas conocidas. Personas normales que destacan por sus ideas, por su innovación no por la ropa que llevan, en plan encorsetados y todos iguales. Me siento cómoda en este mundo.
Salí del EEC agotada, física y mentalmente pero animada. Me faltó desvirtualizar a alguno de los profesores de la OBS que estaban en la misma sala; pero para eso ya tendremos nuestra kedada de marketing vinal, birral o como queramos llamarlo. ¿Repetiré el año que viene? Cualquiera sabe; pero he visto que no voy desencaminada en mis creencias, en mi filosofía de vida.
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