Si hay algo que me sorprende son las montañas. No soy una escaladora;
pero son un ejemplo perfecto para tomarse la vida de otra forma. Nos
creemos grandes personas, capaces de todo y sin embargo, cuando nos
posicionamos ante una montaña, vemos lo poco que podemos hacer. Si
intentamos escalar, nos cansaremos, nos dolerá todo y si es de mucha
altura, o tenemos ayuda o no lo conseguiremos. Por mucho que
planifiquemos o que entrenemos, hay una parte de todo plan que es una
incógnita. Y resulta que esa parte es la que determina realmente si
conseguiremos nuestro objetivo o no. El ser humano, con todo lo poderoso
que se cree, no depende de sí mismo para conseguir sus objetivos.
Porque, por mucho que nos creamos importantes, hay muchas cosas en la
vida que se nos escapan. Desde la propia vida. No elegimos cómo ni
cuando nacemos. Nos viene dado.
¿Qué tiene que ver la vida con las montañas? Mucho. Mirar una
cordillera, una sucesión de retos, de ascensiones y descensos. ¿No es
como nuestro camino? Por a veces, miramos lo que nos queda por delante
en la vida y... te dan ganas de quedarte quieto. Es tanto el trecho que
nos falta que da mas miedo que la prima del tal Riesgo. Y, sin embargo,
cuando miramos atrás lo hacemos mal. ¿Por qué? Porque no vemos todo lo
que hemos pasado para llegar hasta allí. Llegar al campamento base ya
supone un trabajo. En la vida por ejemplo, miramos la meta y creemos que
con llegar y mantenerse, basta. Pero no, hay que ser consciente de todo
lo que hemos conseguido en ese camino. Estás en medio del Himalaya,
queda mucho por ascender, cierto, pero mira también todo lo que has
ascendido ya. El pasado es una sucesión de fallos, no es para cargarlo,
sino para aprender y ver que ya has subido, que ya llevas un trecho, que
ya has superado otros momentos difíciles. No es un enemigo, o algo que
ocultar, sino que es una mochila con experiencia. A veces la llenamos
tanto que cuesta llevarla. Si nuestra memoria falla, o es selectiva para
lo malo, usemos recordatorios favorables. ¿Por qué? Porque cuando nos
encontremos en dificultades, esos recordatorios nos harán ver que ya
vivimos algo parecido y conseguimos avanzar.
La vida no es una
teoría, una estrategia, sino una experiencia diaria. Quizá por eso va
por etapas, porque si nos la dieran de golpe, no habría nadie que lo
aguantara. Cada día es algo nuevo que comienza, que tiene sus momentos
intensos de trabajo o de vacaciones, de obligaciones por cumplir, de
mínimos a realizar. Porque todos los días tenemos que comer, estemos con
nuestras labores cotidianas o de vacaciones, o en historias puntuales.
Hay una serie de mínimos que cumplimos cada día y que son logros a tener
en cuenta. Por muy mal que esté la situación, el ser humano necesita
respirar, que el corazón bombee sangre. Como ocurre cada día, parece que
no lo valoramos. Pero es importante. Es una lección más de nuestra
existencia. Cada día, un poco. Y tendremos una vida de muchos. Estamos
mejor pertrechados que los caballeros medievales con sus armaduras.
Queda mucho por hacer; pero también hemos avanzado mucho. Cada uno desde
su situación. Nada de compararse con otros, porque las metas y las
armas para conseguirlas son diferentes. Miremos nuestro ombligo, para
bien. Veamos lo que podemos hacer, no lo que los otros pueden conseguir,
sino lo que podemos hacer nosotros. La competición es con nosotros, no
con los demás. Porque la vida nos toca a nosotros, los demás tienen la
suya.
Si has subido hasta el campamento base, puedes quedarte a
mirar el paisaje, puedes subir un poco más o puedes bajar. Depende de
la meta que te hayas marcado. Depende de tí. los demás ayudarán,
aconsejarán o te pondrán trabas. Es secundario. Vivir lo que te toca
depende de tí. Las circunstancias, sean favorables o negativas no pueden
imponer cómo quieres vivir. Como no se pueden controlar; el
posicionamiento ante la realidad no puede depender de ellas. Puedes
estar preparado para lo peor; pero también con la flexibilidad para
cambiar y para mirar con lealtad lo que ocurre. ¿Ésto me ayuda para
vivir? ¿Puede mi estado de ánimo condicionar mi dia?¿Puedo rebelarme
ante la realidad? Dejemos atrás la tentación de querer controlarlo todo y
enfrentémonos a cada paso con las ganas de aprovecharlo,
independientemente de cómo lo andemos. En nuestra vida, habrá momentos
difíciles; pero de todo se puede aprender. Depende de tí.
1 comentario:
Me encantó este post Cris. Me sentí super identificada, y a más de uno le vendría bien leerlo. Gracias por compartirlo.
Publicar un comentario