martes, 4 de noviembre de 2008

Lo escrito queda.

Una de las muchas cosas buenas de tener blog es que puedes revisar lo que has escrito de vez en cuando. En este mundo en que parece que las palabras se las lleva el viento, tener un poco de memoria escrita nunca viene mal. Hoy por ejemplo he releído la historia del lápiz que comenté hace casi un año. Y me ha parecido muy actual, algo que podía utilizar en mi día a día. Al igual que hay artículos que podría eliminar y no pasaría nada en absoluto, hay otros que sé que han marcado momentos cruciales en mi vida, que me han permitido enfrentarme a la realidad sin miedo y con mucho más detenimiento. Es un buen ejercicio, de vez en cuando echar mano del archivo. Sin llegar a citarse a sí mismo como haría algun narcisista escritor que me sorprendió. Una cosa es que expongas una teoría personal y otra muy distinta es citarse a uno mismo como si fuera la máxima autoridad en una materia. Si alguien no me cree, y tranquilos que no estoy hablando sólo de Sanchez Dragó, le puedo decir algun libro otros autores que se deben creer dioses, dueños de la palabra. Porque a algunos les gusta la etiqueta de "escritores" como si el mero hecho de serlo les diera más saber o conocimiento. A mi me llama la atención lo que parece ser una especie de snobismo rancio que emana de ciertos escritores cuando salen en los medios. Parece como si hablaran para ellos mismos, regodeándose en su palabrería. Aunque, si soy sincera, prefiero a escritores como Antonio Gala a la aparente sabiduría de los actores y las actrices. Cualquiera que haya visto algun programa cultural habrá podido comprobar que muchos actores son fachada más que otra cosa. Y lo peor es que muchos de ellos son los espejos en los que se miran nuestros peques, en actores, actrices y deportistas famosos que ganan mucho por hacer muy poco. Ensalzamos a unos que en condiciones normales no pasarían de bufones. Y claro, como todo el mundo les regala los oídos se creen superiores cuando, como ya he dicho, no pasan de bufones.

Lo cierto es que hoy no quería hablar de escritores, actores o deportistas... sino de las ventajas de tener blog. Leía hace poco que realmente la moda era cerrar los blogs. Una vez más, yo sigo mi propia moda. Quizá no tenga tanto tiempo como antes para dedicarme a escribir, para darle vueltas a los temas de actualidad. Hago lo que puedo, dentro de que mi realidad actual está más centrada en lo que me encuentro en el trabajo, en las cuentas, en como capear el temporal. Pero eso no quita para que de vez en cuando, me ponga ante el ordenador a escribir mis ideas. No todas las veces que me gustaría, ni quizá con la claridad y extensión de antaño. Pero lo importante es hacer lo que uno pueda, no se pide mas. Si allí donde estamos, intentamos hacer todo lo que podemos, nadie puede pedirnos más. Y el que lo pide, si quiere la luna que se vaya a la NASA a pedirla. Una de las cosas que más me repito en el trabajo es "Bendice, no maldigas". Hay veces que los clientes creen que por insultar o gritar les vas a dar lo que quieren. Y nada más lejos. Para mi quien insulta o grita al otro lado del teléfono pierde la posible razón que tuviera. Porque ante todo todos somos personas y merecemos un respeto por ello. Por no hablar que realmente, se consiguen más cosas por las buenas que en plan mentecato engreído. Así que, en lo que esté en mi mano, las decisiones de cómo me comporto no me vienen impuestas por las personas con las que me relaciono. Las decisiones son responsabilidad mía. Soy yo quien decide, soy la actriz principal de mi vida, no un cúmulo de reacciones que otros provocan.

Lo escrito queda por lo que hay que pensarse dos veces lo que se escribe y sobre todo hay que pensar antes de dar al botón de enviar. Porque lo escrito puede hacer mucho bien o mucho daño, no sólo a los demás sino a uno mismo.

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