domingo, 13 de abril de 2008

si no es por tí, hazlo por ellos

Ayer el sacerdote que celebraba la Eucaristía dijo algo que me llamó la atención. Sí, soy de las personas que va a Misa los domingos, no porque me obliguen, sino porque me dá la gana, que es la razón más fuerte del mundo. El caso es que voy y escucho las lecturas, y la homilía. El sacerdote estaba hablando de su motivación en la vida, para levantarse por las mañanas y entregar lo mejor de sí mismo. El tema venía en relación a que se celebraba el domingo del Buen Pastor, que se dedica a rezar por las vocaciones. Por las 3, que parece que para algunos la vocación es cosa de monjas y curas. Pues no, la vocación al matrimonio existe y es igual de importante (o más que las otras dos). Porque... ¿de donde salen las monjas y los curas si no es de las familias? No me desvío del tema del cura de mi parroquia. Decía que en su vida, lo que más le ayudaba a hacer su trabajo era pensar la frase que titula el artículo: "Si no es por tí, hazlo por ellos" y con esa frase se ponía en marcha. ¿Quienes eran "ellos"? Para él son todos sus parroquianos. Cuando algo le cuesta (levantarse por la mañana, por ejemplo) piensa en sus parroquianos, en la gente que le rodea y se siente con fuerzas. Algo que por él mismo no haría, por los demás sí que lo consigue.

El caso es que esa frase me ha hecho pensar. ¿Quienes son ellos en mi vida? Lo tengo claro. Si me levanto por las mañanas cuando he dormido 4 horas es por Dani, porque necesita a su mamá. Si venzo en cansancio, es por mis hombrecitos. Si intento cuidar los textos publico es por los que me leen. Algo que para mi a lo mejor estaría bien, lo modifico y lo cuido por quien me lee. Tengo una cita diaria con todos aquellos que se pasan por esta bitácora. No puedo ofrecer cualquier cosa. Si intento sonreír por la calle no es porque tenga el día tonto, sino porque quizá alguien necesita ver un atisbo de felicidad en otro rostro. Siempre he defendido que las cosas hay que hacerlas por uno mismo; pero si eso falla, hazlo por los demás. En el trabajo, por ejemplo ¿qué te cuesta hacer las cosas un poquito mejor, cuidar los detalles? Seguramente, nadie se dará cuenta ¿o sí? No lo sabes si no lo intentas. ¿Para qué hacer las cosas mal o tocar las narices? Aparte de tomar fibra, quizá sería bueno ponerte en la piel de los demás. ¿Un ejemplo? Lo contaba hace poco en otro blog. Cada vez que salgo a la calle con el cochecito de Dani, me acuerdo de la gente que va en silla de ruedas. Verdaderos héroes del asfalto. Cuando no es un coche aparcado en la acera, es uno en el paso de peatones, es un excremento de perro o unas escaleras innecesarias. Fijaos en las casas... ¿De verdad son necesarios los escalones para salir del portal a la calle? ¿Y los huecos de los árboles que se comen toda la acera? No me extraña que se les quite las ganas de salir a la calle, si es que todo son impedimentos. Por no hablar del típico corrillo de señores. Que yo acepto que se paren a hablar en la calle, pero no en medio, obstaculizando el paso y que luego pongan cara de perro si les dices "disculpe, ¿me permite pasar?". Ayer, por ejemplo, estuvimos de paseo en Segovia y en una calle un grupo a su rollo. Empezaba a llover, el peque iba dormido y ellos a su rollo. De verdad que me dan ganas de darles de tortas. Eso sí, tú no se lo hagas a ellos porque entonces te dirán algo parecido a: "esta juventud no respeta nada".

Hablando de Segovia, acabamos allí sin tenerlo planeado. Queríamos aprovechar el domingo para salir los tres solitos, recargar pilas... y pensamos en irnos a la sierra, a Navacerrada. Una vez llegados allí nos acordamos de los judiones de La Granja (una delicia) y cuando estuvimos en La Granja pensamos en acercarnos a Segovia para que Dani la conociera. ¿Una locura? Para muchos sí, para nosotros no. Los planes inesperados son los que mejor salen. Cierto es que ponerse de acuerdo entre dos, siendo pareja, es más sencillo... más en nuestro caso. Allí, en la Veracruz (una iglesia a la que a lo mejor dedico un post) Daniel dio sus primeros pasitos, de la mano de su papá y su mamá, en la calle. Un momento super especial para nosotros y que nos ha hecho recordar lo rápido que pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando le llevábamos en el capazo y ahora ya está con sus pasitos. Cuando me quiera dar cuenta estará corriendo solito, haciéndose niño, dejando de ser mi bebé. No quiero adelantar acontecimientos. Ayer, en Segovia, Dani anduvo por la calle. Sólo nosotros sabíamos lo importante que era ese momento. El grupo de alemanes que rebuscaba en sus monederos para pagar por ver la iglesia de la Veracruz, no se enteró. Quizá vieron la cara de dos adultos babeando, con ternura, cogiendo de la manita a un pequeño que aparenta más edad de la que en verdad tiene. Los momentos importantes para unos pasan inadvertidos para otros.Lo celebramos metiéndonos en el estómago un menú de las jornadas gastronómicas de la cocina segoviana. Nos costó acabarnos tanto plato. Pero es que no íbamos a celebrar los pasitos de Dani por la calle con una hamburguesa ¿no? Muchos dirán que nos cuidamos, que somos un poco sibaritas o algo así... el día que no podamos, pues no lo haremos... pero... ¿quién me asegura que habrá otra oportunidad? Que nos quiten lo bailao que para mañana es tarde.

Me vuelvo a la frase del titular del artículo. Me recuerda a la campaña de la asociación española contra el cáncer recordando a las mujeres que es bueno hacerse una mamografía. ¿Hay que poner a los demás como razón para hacer algo? No lo sé. Lo que tengo claro es que lo que a veces no haríamos por nosotros mismos, lo hacemos por las personas que queremos, que nos importan. Siempre hay un "ellos". Yo lo he visto un montón de veces en mi casa. Mis padres trabajando hasta acabar agotados, por sus hijas, dando lo mejor de ellos mismos, sin quejarse. Sacrificaron caprichillos, otras vacaciones, por nuestro bienestar. Y estoy segura de que lo volverían a hacer. ¿Mereció la pena? Yo creo que ellos están seguros de que sí, a pesar de que les podamos dar algun disgustillo. Es normal, ¿no? No siempre vamos a coincidir en criterio, cada uno tiene su ritmo. Reconozco que cuando he sido madre he visto el otro lado y me he dado cuenta de muchas cosas que hacían mis padres y no entendía.

Tenemos a mucha gente que depende de nosotros. Y tenemos que ayudarles a llegar a donde pueden llegar, a hacer mucho bien. Si no es por tí, hazlo por ellos.

2 comentarios:

maria jesus dijo...

Buena máxima y no es dificil llevarla a cabo. Gracias por compartirla

Ultreiacris dijo...

Hola Maria Jesus:D

Las madres somos expertas en ello.

Besotes