martes, 27 de marzo de 2012

Comunicación no verbal en las redes sociales


Siguiendo con el ciclo de reflexiones sobre el iRedes, hoy abordo la comunicación no verbal. Porque, si bien en las redes se tratan de caracteres, se comunica también con los silencios. A veces, de hecho, se comunica más con el silencio que con la palabra. No sólo porque hablar a veces sea hacer ruido sino porque se necesita tiempo para escuchar al otro, que es la esencia misma de la comunicación, uno habla, otro escucha y así sucesivamente. También llamo la atención sobre los caracteres. Twitter por ejemplo, para tratar redes sociales, tiene un límite de 140 caracteres. No diferencia entre letras y espacios en blanco, silencios. Son necesarios. La barra espaciadora en los teclados es la tecla más grande ¿nos dice algo, nos llama la atención sobre algo? Porque, a lo mejor, estamos mirando sin mirar, estamos en otra onda. Los espacios en blanco son necesarios para comprender el mensaje, lo mismo que los espacios abiertos en la realidad, el asomarnos al mundo con apertura de miras, con horizonte, que no todo puede ser hormigón, cemento y asfalto. Hay que dejar huecos libres, no sólo en las agendas, sino también en nuestro espacio y en nuestras relaciones. Puede que esos huecos se llenen, como los solares vacíos, con otros elementos que nos aporten frescura, o bien sirvan como desahogo a la frenética realidad, que nos ayuden a respirar. 
La escritura implica cierta distancia. Cuando dos personas se comunican, están en juego los gestos, la entonación, lo que nos transmite en conjunto. Al escribir se pierde, al menos de cierta forma. Sí, podemos llevar con nuestras palabras al lector a experiencias y sensaciones diferentes, dependiendo de lo buen escritor o no que se sea podrá despertar la imaginación, la emoción o simplemente el desencanto. Y es mucho, porque cuando alguien dedica su atención, su tiempo a leer un texto, está dando algo muy personal. Al igual que también lleva tiempo escribir con cierto criterio, con cierto orden. Sobre todo porque estás dando a conocer aspectos personales, exponiéndote a ser juzgado, a ser interpretado, para bien o para mal. Una cosa es que te afecte lo que opinen los demás y otra muy diferente es que no pienses que tus actos pueden tener repercusiones. 
En las redes sociales, por el hecho de ser en su mayoría, canales de comunicación, también existe la comunicación no verbal. Me refiero a los emoticonos, a estas caritas que ponemos al final de una frase para que el lector tenga una pista más sobre cómo decimos lo que estamos diciendo. Necesarios en la medida en que nuestro discurso puede llevar a interpretaciones erróneas. También está la comunicación del silencio. Y en este punto conviene recordar que las redes pueden ser de muchas cosas, desde redes de pescador a redes de carreteras. El mundo material no es diferente ni contrario al que está en internet. Cuando queremos comunicarnos con alguien, es necesario pensar que los ritmos vitales pueden ser diferentes. Desde horarios distintos a obligaciones y accesibilidad. Podemos estar las 24 horas conectados y ser como los zombies o podemos dar tiempo de calidad a nuestras relaciones, sean como sean. Nunca sabemos cómo serán las respuestas, los impactos que vamos lanzando. Podemos prever acciones, pero cuando la libertad del otro se pone en juego, es mejor no dar nada por supuesto. Nos relacionamos con intereses, por supuesto; pero no siempre los resultados son los que pensamos. Al conocer a otra persona, a lo mejor hoy no te aporta nada; pero quién sabe si mañana los caminos se volverán a juntar y sea una persona decisiva. Cuando vas a un congreso vas conociendo a gente, te vas relacionando y el tiempo dirá si esas relaciones fueron pasajeras o has encontrado a un futuro socio en un proyecto o a un amigo. Si eso pasa en la vida física, ¿cómo no va a pasar online? Todos tenemos nombre y apellidos, todos podemos estar en la cabeza de alguien, aunque a veces no lo sepamos.
Una frase que me llamó la atención en el iRedes fue: "Si bebes, no tuitees". ¿Por qué? Porque en las redes, lo escrito queda y las interpretaciones son muchas. Antes, tú decías una tontería y se quedaba en un círculo más o menos cerrado. Ahora, es como si tuviéramos un altavoz y esa tontería puede llegar a muchísima más gente. A lo mejor has escrito pensando en un amigo, con complicidad y al final tus palabras llegan a alguien que ni te conoce. Porque, pensamos que por seguir o leer a alguien le conocemos, cuando nada hay más lejos. Somos conscientes de lo que queremos expresar cuando escribimos, cuando nos comunicamos; pero no podemos controlar lo que le llega al otro, lo que hará con lo que percibe y con ese conocimiento. Eso forma parte de la responsabilidad del otro. Hablamos desde nuestra experiencia, podemos usar muchas palabras, pero eso no nos asegura que el otro no haya vivido una experiencia contraria. Es lo que escribía en el post anterior de las perspectivas de un objeto.
¿Existe la comunicación no verbal en las redes? Sí, es obvio. Los seres humanos somos personas en todo lo que realizamos y la comunicación no verbal es algo intrínseco a nuestra naturaleza. La forma en cómo la expresemos variará. No podemos usar todos nuestros sentidos pero quizá sí que podemos usar el sentido común, siguiendo una serie de principios básicos, no escritos; pero que nos pueden ayudar en las relaciones tanto dentro como fuera de la red. 

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