viernes, 30 de mayo de 2008

Haciendo memoria para dejarse sorprender

Ayer estuve revisando el blog, el tiempo que la coctelera, internet, la luz y el peque me lo han permitido. Lo que más me preocupaba era el peque que anda con descomposición. Es la reacción de las vacunas. Nunca le han hecho reacción; pero esta vez ha tenido descomposición y vómitos, lo que ha trastocado nuestros horarios y que yo pudiera hacer algo más que dejar el ordenador encendido mientras le cuidaba. Cada cierto tiempo paso los post a un archivo word para no perderlos. Así, pase lo que pase con la cocte, si algun día cierro "el chiringo" tendré copia de los escritos que tantos minutos y tecleos me han costado. Mi marido me ha dicho más de una vez que podía sacar un libro con los mejores posts. Puede que algun día me atreva a hacerlo, después de todo, el blog es un hobbie que está haciendo que escriba día sí y día también. El caso es que hoy he estado revisando post y haciendo memoria de momentos que ya han pasado. Aquellos días en que Dani comía cada 3 horas, nuestras vacaciones en Huesca, todo lo vivido con el libro. Son muchas cosas las que he recogido en el blog. Ha cambiado hasta la manera de escribir. Antes ponía textos prestados, o varias imágenes, terminaba los post con un video o una canción... ahora sólo pongo la imagen que ilustra y poco más. ¿Y los memes? Bueno eso era ya para nota. Respondiendo un montón de preguntas, contando sueños, hablando de lugares. Por no hablar de que casi todas las semanas caía el post sobre el tema propuesto de la coctelera. Ha llovido mucho desde esos post y más con la que cae estos días.

He estado haciendo memoria mientras buscaba mi pen drive, llave USB o como queráis llamarla. No la he encontrado. Supongo que es porque es muy normalita, si tuviera una como la que ilustra el post o al estilo la de Hommer Simpson pues seguro que no la perdía. Pensaba que la llevaba en el bolso, pero como he cambiado, ya no sé dónde está. La busco para hacer un refresco en los manuscritos que guardo en ella. No quiero perder todo lo nuevo por un virusete o algun imprevisto informático. Al final me he acordado de donde la había dejado, tras uno de esos zafarranchos de combate que montamos los fines de semana para limpiar la casa más a fondo. La guardé en el maletin del portátil. He ido y alli estaba, mi pequeña azulete de 128 Mb. Sí, tiene una capacidad limitada; pero es suficiente para lo que la quiero, guarda los documentos de mis escritos. Como casi todos son archivos de word que no pasan de un mega, me sirve de sobra. No llama la atención, es azul y un poquito alargada. Pero en ella están muchas ideas, proyectos, ilusiones y sueños. Unos cumplidos y otros por cumplir. Me facilita poder escribir en cualquier lugar que tenga un ordenador. Ahora he vuelto a meterla en el bolso, después de actualizar su contenido. Incluso he metido en ella el CV. No, no estoy pensando en cambiarme de trabajo; pero nunca viene mal tenerlo actualizado.


Por lo demás, el día de hoy es tranquilo. Ayer, conseguimos dormirnos a las 2.00 de la mañana. Dani como anda pachuchillo ha cambiado los horarios. Cuando está malito, le da por dormir y claro se despertó a las 22.30 porque tenía hambre y de ahí, hasta que se durmió, pues como que nos vimos un par de veces la peli de Robin de los Bosques, con Errol Flyn en esas estupendas mallas verdes y con ese peinado tan, digámoslo así, tan extraño. Hacía mucho que no la veía y la verdad es que estaba un poco cansada de pelis Disney. Con Dani es muy sencilla la programación televisiva: Pocoyo, Caillou, Happy Feet, Baby Einstein o Ratatouille. Con cualquiera de esas 5, el peque se ríe a carcajadas. Pero claro, eso hace que prácticamente me sepa los diálogos y claro, al final, cansa. Porque nada nos hace gracia por tiempo ilimitado. Si viéramos todos los dias las mismas películas, al final nos parecerían un latazo. Y en la vida cotidiana pasa algo parecido. Como no nos inventemos cada día, nuestras relaciones entran en un aburrimiento rutinario que termina matando hasta las historias más bonitas. Nos pasa con todo, hasta con los hobbies. Y en las relaciones personales, para qué contar. Amistades que se terminan rompiendo porque siempre se hace lo mismo. Ya hablé hace tiempo del principio del aburrimiento en relación con mi antiguo grupo de amigos. Uno podía saber perfectamente qué dia era sólo viendo en qué lugar estábamos. Aquello era deprimente. No digo que tuviéramos una vida social de no parar, pero todos los fines lo mismo... al final, el grupo se rompió y perdimos el contacto. Normal, acabamos hartos los unos de los otros. La monotonía, siempre es mala compañera de camino.


Una de las muchísimas cosas buenas que tiene ser madre de un bebé es que cada día es una aventura. Dani es una gran incógnita. ¿Qué hará hoy? Hace que viva todo con una sana tensión, porque con él no te puedes descuidar un segundo. ¿Qué se le ocurrirá? Ni idea, ayer por ejemplo no paró de decir "ma-ma" y se puso a jugar con una pelota de la Eurocopa que hasta ayer no le había hecho ni caso. Su juguete favorito de cuando era más peque, lo tiró al suelo como si no lo quisiera más. Lo que funcionaba ayer, hoy ya no vale. Los potitos le encantaban y los yogures igual... ahora dice que se los coma su madre, porque él quiere algo más consistente. Los adultos no somos capaz de soprender asi. ¿Cuánto tiempo hace que no probaste un sabor nuevo? Siempre buscamos comparativas. "Esto me recuerda a.." "Este se parece a...". Un peque no, no tiene tantos registros de comparación. No sabe con qué comparar el sabor de una gamba, o del chocolate. Es algo nuevo. Tiene una inocencia que nosotros hemos perdido con el tiempo. Es como el peligro. Y eso que Dani es muy prudente, por llamarlo de algun modo. No se tira de cabeza. Pero si anda y se cae, no pasa nada. Cuando no ve claras las cosas, se sienta de culo y se pone a dar grititos. Porque sabe que siempre hay alguien cerca, su mamá, su papá, sus abuelos o sus tíos, siempre están para sacarle del enredo donde se ha metido. Tremenda lección de confianza para los adultos que nos empeñamos una y otra vez en hacer las cosas perfectas nosotros solos.


Tener memoria es algo bueno, pero a veces también tendríamos que desconectar nuestro "pen drive" y dejar que las cosas nos sorprendan. La vida es algo más que estructuras fijas, paralelismos y guiones. No podemos ir por ahí pensando que lo sabemos todo, que lo hemos visto todo. Porque si lo hacemos, si no nos dejamos sorprender, nuestra vida estará llena de una monotonía soporífera. Y hay cosas que aunque parezcan iguales, siempre son diferentes. Pensemos por ejemplo en el trayecto de casa al trabajo. Siempre es la misma distancia; pero si lo hacemos en coche debemos estar atentos. Porque puede que nos salga un perrillo corriendo, una pelota, un ciclista, un peatón o un coche algo desmadrado. Nuestros dias no son como los de Bill Murray en el día de la marmota. Depende de nosotros hacer algo novedoso, que puede ser desde que nos leamos un libro nuevo a un pequeño reto como subir las escaleras o sonreir y ayudar a los que nos encontramos por la calle. O hacer una llamada a alguien que hace mucho tiempo que no hablamos con el/la. El mundo está lleno de oportunidades, sólo hay que saber mirar.

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